Amanecer a una hora razonable, razonablemente temprana un domingo con la excusa de estar contigo un ratito.
Ser capaz de abrir los ojos al 60% incluso después de haberlos mojado, sin sueño pero sin necesidad de despertar completamente, como si de un sueño que voy a vivir se tratase. Y ahí estás, sola, a tu callada manera, sin llamar la atención mas que del que te sabe apreciar. ¿Eres selectiva o lo son contigo?
Multitud de pajarillos cantan desde sus ramas, se escucha el crepitar de mis tripas pidiendo a gritos café y algún crujir más que no consigo detectar.
En mis sueños te veo, sin embargo me levanto, hago por verte y estás pero no estás; te siento pero solo el tacto de mi piel consigue dar contigo aunque en mi alma hay una parte a la que le haces mucho bien. Tanto bien…
Un coche muy a lo lejos, incluso el golpeo de mis dedos contra la pantalla del teléfono, las alas de un pajarillo mayor y sensaciones, todas placenteras, únicas, inconfundibles y que aprovecho para escribir, para escribirte y tratar de transcribirte sin lograr describirte.
Pronto te marcharás, nos separaremos nuevamente; tú tienes tus motivos y yo los míos, pero estos ratitos juntos, no nos lo quita nadie.
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