ACTO OCHO
Siente con el gesto dolencia en su interior, porque la inocencia le lastima, le lacera, le envenena, así que cierra su mano fuerte en torno a la diminuta. Busca sus ojos. Los contempla. Bebe de ellos la esperanza perdida en el silencio de su propio creador. ¿Qué puede hacer él ante lo que ocurre en su propio recinto, su morada lúgubre y solitaria? ¿Ante la criatura que el mismo ha creado, y representa todo lo que no puede tener?
Reside en él el sentimiento de destruirlo, y tomar para él lo que le corresponde por derecho. Es suyo. Puede hacer de él lo que desee. Roza el rostro con sus uñas, donde la sonrisa apremia a desear eso que tanto ha esperado desde que le vio por primera vez en su imaginación. Esa noche dormirá lado como el mounstro que es, y a la mañana siguiente le verá con esa forma condenada que no le ha limitado a crear las historias que pueblan las paredes en luminiscencias decorosas y el mismo aire que respiran. Mas la idea se extingue de su corazón, cuando el pulgar es apresado por la mano y él lo contempla.
Y cuando se sume en el sueño, la bestia de mil ojos reluce entre las velas. Al lado del bello ser que ha creado es envuelto, es sumido, es creado desde la mismísima oscuridad. Su apariencia es tan terrible como maravillosa, una historia que fue corrompida, y que no teme develarse. Es el pecado que ha cometido por deseos egoístas. Reflexiona. Sabe que la dulce inocencia se asustará cuando le vea de ese modo. Su imaginación ha sido amplia desde siempre, y es por eso, que todo lo que ha imaginado en el instante que comparte con el pequeño se hace realidad. El ambiente es una réplica del reino de la luz donde ha morado el ciervo toda su vida. Allí también encontrará a su dulce amiga.
» No estoy solo, todas mis creaciones duermen en los libros, en mi imaginación esperando hacerse realidad, y la primera de ellas, tu, dulce inocencia, eres la primera que yace a mi lado sin perder la vida. Haré de ti la más hermosa creación, inocencia perdida en la oscuridad. La llave de la perdición para cualquier criatura oscura. «