Gran excusa -sin necesitarla- la de la efemérides del IV Centenario de la designación de Diego Rodriguez de Silva y Velázquez como pintor de la Corte de Felipe IV para reabrir las puertas de su casa, allá donde su madre trajo al mundo al mejor pintor español de todos los tiempos, -permítanme que no haga comparaciones, siempre odiosas- con carácter museístico.
Un emblema único de la ciudad de Sevilla se merece un rincón propio, fijo, visitante, que nos acerque al personaje y a su obra.
Enrique Bocanegra: “Queremos que Velázquez no sea una sombra que aparezca y desaparezca según tengamos o no efemérides sino reclamar su legado como un importante activo de la ciudad: aquí nace y abre su taller ¿No es algo para sentirnos orgullosos?”.
Las obras como tal en el edificio están previstas que acaben en el próximo mes de febrero y a partir de ahí comenzará la adaptación interior.
“Estamos negociando con diversas entidades para que ese espacio cuente con depósitos originales de los siglos XVI y XVII”, añade Bocanegra.
Esto comenta Enrique Bocanegra de la implicación de la Casa Consistorial con respecto al proyecto: “Existe con ellos una buena sintonía; siempre pediremos más, pero sentimos que nos escuchan”. En cuanto a la Junta, “si bien hasta el momento no hemos desarrollado una relación tan fluida, hemos notado mayor sensibilidad”.
El edificio en cuestión es un corral típico andaluz con dos patios y una altura de dos plantas ubicada en la calle Padre Luis María Llop, cerca de la céntrica Plaza del Cristo de Burgos.
Nuestro objetivo es que cada una de las nueve o diez habitaciones de las que dispone, sea un eje temático ligado a la vida y obra del pintor”.
Además de este ambicioso proyecto, el Ayuntamiento y los organismos culturales de la ciudad están elaborando un programa de actos acorde a tal fecha.