
Lo del Betis en el Metropolitano se puede resumir fácil: cuerpo presente, mente en Polonia. El equipo de Pellegrini salió a cumplir con el trámite liguero mientras reservaba energías, piernas y quizás también corazón para la gran cita del 28 de mayo: la final de la Conference League.
Y claro, delante tenía a un Atlético de Madrid con ganas de cerrar la temporada en casa con buen sabor de boca. Y cuando tienes a Julián Álvarez en modo bestia, lo lógico es que acabes encajando más de la cuenta. El argentino fue un torbellino: abrió el marcador con un misil de falta desde 30 metros, hizo el segundo con la calma del que sabe que está en su mejor momento, y dejó claro que el Metropolitano sigue siendo un fortín.
Mientras tanto, el Betis mostraba una versión descafeinada. Pellegrini apostó por rotaciones, sin forzar a sus piezas clave de inicio. El equipo salió plano, sin chispa, y el Atlético lo aprovechó para apretar desde el principio. Pudo caer algún gol más en la primera parte si no fuera por un buen Adrián y por un poco de falta de puntería de Sorloth.
Eso sí, tras el descanso, el equipo verdiblanco dio señales de vida. Con Isco y Antony sobre el césped, el equipo mejoró en juego y actitud. Llegó el gol de Fornals, que ponía el 2-1 y encendía una chispa de emoción. Pero duró poco. El Atleti no perdonó la siguiente, y volvió a poner distancia con otro gol de Julián. Ya con el partido roto, Correa puso el 4-1 en el descuento, cuando todo estaba más que decidido.
En lo emocional, hubo un parón de casi diez minutos por un incidente en la grada que acabó con el espectador trasladado al hospital en estado estable. El Metropolitano respondió con una ovación unánime, que también se repitió al despedir a Julián Álvarez, ovacionado como si se marchara para siempre.
¿Y ahora qué? Pues que el Betis, pese a la derrota, ya tiene asegurada la Europa League para la próxima temporada. No es poca cosa. Y lo mejor está por venir: en diez días se juega hacer historia en Europa. Lo de hoy duele poco. Todo el beticismo tiene la mirada puesta en Breslavia.
