
Para cualquiera, el Bernabéu sería lo máximo para una despedida; sin embargo para el sevillista solo cabe la gloria en un estadio, en un templo futbolístico: en casa, en Nervión. En el Ramón Sánchez Pizjuán. Aún así, hoy el fútbol español despedía a Don Jesús Navas González, ese extremo que los años lo llevaron al lateral y que tanta gloria ha dado al Sevilla FC y a la selección nacional.
Hoy se marchó definitivamente El Duende de Los Palacios, el iniciador del gol de Iniesta, el capitán del Sevilla FC, el último eslabón con aquel Sevilla FC ganador.
Minutos de la basura porque solo servían para estar por última vez aunque no lo necesitaba y menos, tras una nueva goleada en contra, en una nueva demostración del esperpento futbolístico que han creado Junior y Víctor Orta y con el que un mal entrenador como García Pimienta está convirtiendo en agua en vino de cartón, nada de tempranillo ni mucho menos reserva, pero al menos nos sirve para estar fuera de problemas deportivos, de momento…
Del partido no sabemos si merece la pena reseñar algo: salimos como siempre, perdimos como siempre y poco más.
Cuatro goles de un Madrid en calcetines y chanclas de meter el dedo y el peor Sevilla FC de la historia moderna donde ni los goles de Isaac y a Lukebakio son capaces de maquillar una realidad horrorosa.
Se marcha para siempre porque los años no perdonan y las lesiones menos y Jesús Navas, Don Jesús Navas ha colgado oficialmente las botas.
Honor al futbolista. Honor al profesional. Honor a la persona. Honor al ejemplo. Honor al que se marcha con el 16 de Antonio. Honor al Campeón.
