
Suena esa canción que dice: “tú dile a las demás que no me quedan más chicles, solo te doy a ti, el amor es así de simple”. Pizcas de romanticismo envuelto con pura inocencia, miradas confidentes, risas a destiempo, tímidos sonrojos de juventud…
Patricia Delgado
Cuando conducía mascaba chicle. Le relajaba. Sobre todo en viajes largos. Iba un buen rato masticando. Si se cansaba lo tiraba por la ventanilla. Decía que servía para rellenar las grietas del asfalto. A mí me hacía gracia, hasta que un día me levanté con uno pegado en mi ropa.
Calila
Masticado y sin más sentido en su vida, el chicle fue lanzado a la calle, unos minutos antes se sintió deseado y amado por ser dulce y meloso, ahora era solo una pieza más en el caucho de la bicicleta de aquel niño, que venía de regreso del colegio.
Manuela Sánchez
I
El chicle cayó al suelo, rodando hasta sus pies. Lo recogió y, en lugar de reproche, se levantó y lo tiró a la papelera. Volvió y en aquel rincón del aula, me ofreció su último chicle hojeaba un libro. Su sonrisa, la mía y una pompa, surgieron mientras compartimos palabras y silencios.
II
Haciendo gala de su marca, el paquete volvió pero lo hizo sin ningún chicle dentro. Compartir es amor.
III
Con cariño nace el gesto sincero,
Honestidad que nos une en un acto sencillo,
Intima unión que forja el sendero,
Compartir risas sin mucho chanchullo.
La amistad crece, y con ella el vínculo certero.
Eterna lazada que no rompe el orgullo.
Anita
Sentada a la puerta de su casa, vió el bote en la acera.
Primero pensó…: «qué asco que nadie cuide mi ciudad.»
Después pensó…: «ese chicle me encantaba de pequeña….’
Se levantó, buscó un pañuelo de papel en el bolsillo y lo cogió para tirarlo a la papelera.
La Renacida
Mascar chicle así no es gesto inocente; percusión que retumba de una indiferencia que erosiona la gracia y la consideración. En su trivialidad ruidosa, revela un desdén por la belleza sutil del silencio compartido. ¡Cierra la boca para comer chicle!
Nemesio Laverde
I
Recuerdos caprichosos de la infancia donde terminabas sucio, con el bote en el suelo y masticando menos chicle que si te comprabas un Cheiw.
II
Estiró tanto el discurso que le explotó en las manos…
III
Chicle y cliché, una tilde…
Juanma García
Tanto estiró el chicle que se quedó con más parte en la mano que en la boca.
Ángel Salgado I
Unas pataitas tras masticarlo mucho, volea al cielo y de nuevo para la boda.
Infancia.
Ángel Salgado II
Aún recuerdo aquella mirada cuando me hablaste por primera vez, de los nervios casi me atraganto.
Ángel Salgado III
La llegada de los Clix cambió la infancia para siempre, atrás quedaron los de fresa con pegatinas coleccionables y los kilométricos de Boomer.
Ángel Salgado IV
Mastica con la boca cerrada,
cumpliendo su labor,
mostrando ser refinada
para que dure más el sabor.
Ángel Salgado V