Como si de un sueño se tratase, la protagonista de la archifamosa serie: Se ha escrito un crimen, se quedó dormida para siempre en Los Angeles.
Noventa y seis años contemplaban a nuestra Jessica Fletcher, detective de éxito mundial y Bruja novata en sus ratos libres, se caracterizó por personajes de mujer mayor y actriz de reparto en innumerables películas como una que, sin ser de una calidad excelsa, a este que escribe le apasiona por ser uno de esos personajes literarios que más le atraen como es Dorian Gray.
Londinense de nacimiento, Lansbury estuvo nominada al Oscar en tres ocasiones, todas en la categoría de actriz secundaria. La última vez fue por El mensajero del miedo. En 2014 recibió un Oscar honorario por su trayectoria.
A lo largo de su carrera, hizo de madre de Elvis Presley en Amor en Hawai.
Una faceta en su vida artística, sin duda en la que más destacó, a pesar de ser de menor calado entre el público en general sur la teatral.
En 1966, Lansbury logró un papel en la obra de teatro Mame, la adaptación musical de un popular libro de Patrick Dennis.
Logró con la obra su primer premio Tony, el reconocimiento para las tablas. Y también del público. Cuando la obra se montó en Los Ángeles, la actriz recibió una ovación de 20 minutos, de acuerdo a su biografía, escrita por el crítico Rex Reed. “Quiero todo el glamour que haya. He estado hambrienta por él”, dijo a la revista Life tras el éxito.
Después del premio de Mame llegaron cuatro estatuillas más: en 1969 por Dear World, en 1975 por Gypsy, en 1979 por Sweeney Todd y en 2009 por Blithe Spirit.
En su dilataba carrera, también su actriz de doblaje. Puso voz a personajes de animación en películas como La bella y la bestia, donde interpreta a la señora Potts, y Anastasia.
Sin duda, mientras comenzaba este escrito y durante la elaboración del mismo, no he podido evitar tararear la música de su serie, con la que crecimos en casa y que todos, a buen seguro, conocen.