
En el corazón de Nervión, el aura que rodeaba al Sevilla FC ha pasado en muy poco tiempo de un entusiasmo esperanzado a un eco lejano de inquietud.
La derrota ante la Real: el signo de los tiempos
El pasado viernes, el Sevilla sucumbió en el feudo de la Real Sociedad por dos goles a uno, con doblete del internacional Oyarzabal. Pésimo partido, pésima imagen y resultado que reafirma a los más negativos en sus palabras. Carmona, Cardoso y Gudelj evidenciaron lagunas difícilmente salvables.
La enfermería crece y con ella la inquietud
El Sevilla no sólo pierde partidos: acumula ausencias.
• César Azpilicueta, fundamental hasta ahora atrás, se perderá algún partido más.
• Batista Mendy también está de baja por una lesión muscular, y se ausenta de los entrenamientos.
• Alexis Sánchez sufrió una dolencia en el bíceps femoral y no se le espera antes de siete semanas. Su recuperación se antoja lenta para un jugador de 36 años.
Estas ausencias —y las frecuentes rotaciones obligadas que las acompaña— dibujan un Sevilla sin plena identidad, sin continuidad de piezas clave, lo que siempre condiciona el rendimiento colectivo.
Imagen, actitudes y la falta de reflejo
Más allá del marcador y las bajas, lo que preocupa es la imagen que está dando el equipo. Aquel vestigio aguerrido del Sevilla valiente que acostumbrábamos a ver, y que nos enamoró frente al todopoderoso Barcelona de Flick, parece diluirse. Contra el Mallorca, se adivinó una línea defensiva vulnerable tras la lesión de Azpilicueta; el mediocampo no consiguió frenar las incursiones rivales, llegando con libertad a la defensa; la remontada rival no encontró una respuesta organizada desde el club local. Y en el Reale Arena se volvió a ver El otoño sombrío del Sevilla FC
¿Qué debe cambiar?
Desde esta tribuna se formulan algunas reflexiones que el club y Matías Almeyda en particular no puede demorar:
1. Reafirmar el vestuario: Las lesiones son azarosas, pero la solidez mental no lo es.
2. Redefinir prioridades tácticas: Si las ausencias prolongadas van a ser una constante, el sistema debe adaptarse a lo que hay, pasando de dos a tres centrales para dar mayor estabilidad defensiva.
3. Mejora del perfil competitivo: Contra el Mallorca y la Real, dentro y fuera respectivamente, se vio cuál la verdadera cara de ese Sevilla que no queremos ver: impreciso, víctima de sus propias dudas, incapaz de sostener ventaja. Los futbolistas deben interpretar que “casta y coraje” no es un eslogan: es la materia prima de la institución.
Conclusión
El Sevilla FC atraviesa un momento que no se define sólo por los dos últimos malos resultados encajados, sino por unas sensaciones múltiples: fragilidad defensiva, ausencias recurrentes, imagen desdibujada. Como escribiera algún viejo cronista andaluz, en esta sala de máquinas nervionense no basta con esperar que los astros se alineen: hay que construirlos.









