Qué razón llevabas cuando decías tantas verdades, que en su momento pensábamos que era fruto de la edad, y hoy nos damos cuenta que el refrán «más sabe el diablo por viejo que por diablo» es una verdad como un templo.
A veces, no dábamos veracidad a tus palabras, a tus dichos tradicionales utilizados en el momento adecuado, por el simple hecho de que peinabas canas, hoy me arrepiento tanto de ello, porque se quedaron grabadas a fuego en mi cabeza, algunas como un mantra que me ha ayudado tantas veces que pierdo la cuenta.
Yo, una de sus niñas, una a la que le hacía cada Semana Santa el traje del último «Burda«, la que iba a verla cada Domingo de Ramos y la veía emocionarse, hoy me doy cuenta que su sabiduría era cierta. Había sido forjada a base de una vida difícil, de coser a las «doñas», a las «señoras de…» cobrando una miseria, a pesar de ser una modista de los pies a la cabeza. Detrás de un pupitre que no tuvo posibilidades de usar, o delante de una pizarra, jamás habría aprendido a leer en los ojos y en la cara la verdad que escondían tantos, y la sinceridad de pocos.
Por eso aprovecho estas líneas para darte las gracias, abuela, mi eterno apoyo, mi mejor profesora, mi confidente honesta, mi consejera sincera…
Me marcó una frase, abuela, y siempre la llevo conmigo…»cuánto más te agaches más te ve el culo«… Y jamás me volví a agachar desde ese día, porque me vieron tanto el culo que me cansé de exhibirme.