
La oscuridad en las Tablas del Falla.
La oscuridad en el rebaño.
La oscuridad en los pasodobles.
La oscuridad en los cuplés.
La oscuridad en la pluma…
Así, demasiado oscuro, oscureciendo una obra magistral donde las partes fijas son una delicia, con una presentación maravillosa, un estribillo acorde al tipo y para este que escribe, el mejor popurrí que jamás ha compuesto Antonio Martínez Ares.
Ya voy abriendo el paraguas para la que me va a caer de todos los fanáticos “aristas”, pero debía ser fiel a mí mismo y escribir este artículo donde solo cabe mi opinión. Opinión de un enfermo del carnaval que comenzó de la mano de La Ventolera y que de la mano de Los Miserables y El Brujo se enganchó, sin solución, a unos versos cantados, a una irreverencia joven que aún no terminaba de entender y al desgarro de las entrañas de Carli, Fernandi y el Chupa…
No soy dudoso en la admiración a Antonio, a Don Antonio incluso en sus obras menos aplaudidas… pero este año, el pase de semifinales me ha decepcionado, defraudado e incluso chirriado. Y lo voy a intentar justificar.
El primero de la tanda me parece a contratiempo; los toros no son tendencia, es más, vive momentos delicados de aforos en ciertas plazas según he visto en fotografías de la pasada temporada. Recurso del que parece no tener a qué o quién escribirle. Y el segundo…
El segundo roza lo hiriente. Será que desde que soy padre estoy más sensible pero el tema de la violencia vicaria, término que han utilizado algunos tuiteros para criticarme después de escucharlos en Onda Cádiz porque yo, no recordaba esa terminología. Cuestión de querer apuntarse tantos de erudito…
Lo siento, debo ser yo, pero me parece de muy mal gusto como ha tratado el tema mas cuando desde la primera frase, todos sabíamos cómo iba a acabar el drama.
¿Es necesario seguir con esta tendencia oscura hiriente de pasodobles de pena? ¿No queda nada a lo que escribirle? Luego la crítica a Quiñones o a Los Carapapas…
Solo caben dos respuestas a estas preguntas:
Sí, entonces la consecuencia es que António debe descansar.
No, entonces el problema es aún mayor porque Juan Carlos ya no está y tenemos que agarrarnos al Piru, al Tomate, a Cornejo, Germán y al Jona…
Un pasodoble, bueno dos me han hecho estallar en la decepción.
¡Ojo! Que no titubeo un instante en aclamar la genialidad de un genio, simplemente muestro una opinión sobre un pase muy desafortunado.
Y de los cuplés si quieren les hablo otro día…
