
La abuela con sus contradicciones siempre me hacía reír. Recuerdo cuando viajábamos en coche al pueblo y me indicaba que no era necesario cerrar la puerta del copiloto con llave. Sin embargo sí cerraba su puerta de conductora, porque mantenía que no se podía ser tan ingenua dejando todo abierto.
Calila
Que si subo o que si bajo, que si entro o que si salgo… Pero de todo este cuento lo más feo es lo que pasa, cuando llegas a una casa y dicen subir pa’ arriba, y que si es muy complicado bajar pa’ abajo otra vez, salir pa’ fuera o entrar pa’ adentro… En Venezuela lo dicen, pero con un sentimiento… Que más bien que mal cerramos, con esta puerta del centro, cuando entramos o salimos cerrar la puerta corriendo
Manuela Sánchez
Tu mirada dice lo contrario que tu falsa sonrisa.
Ángel Salgado I
Se marcharon los valores con la falta de responsabilidades.
Si al salir se deja la puerta abierta, pero estás entrado.
¿De quién es la culpa?
Ángel Salgado II
Para dentro Romerales…
Ángel Salgado III
Te diría tantas cosas,
vida mía…
Que al final te mentiría.
Te daría, entre otras,
algún día…
Que mejor suspiraría.
Ángel Salgado IV
I
Un loro le dijo a su amo: “No hables, no quiero escuchar tus tonterías”. El humano, sorprendido, le respondió: “¿Pero cómo puedes hablar si no quieres escuchar?”. El loro, pensativo, contestó: “Es que yo hablo para que tú te calles”.
II
El sabio afirmó con solemnidad: “La única constante es el cambio”. Y al instante, añadió: “Aunque nada cambia, ya que lo constante es la permanencia”. Así, en su laberinto de pensamientos, se perdió entre la contradicción de su propia lógica.
Anita
I
Razón y corazón: Bendita y maldita contradicción.
II
Una puerta se cierra pero se abre una ventana, eso dicen , no? Entonces, ¿dónde coloco mi maceta de geranios?
III
Blancos y negros aferrados a una razón, la de cada color, la de cada visión. Así los dos aciertan y los dos erran en presencia o en carencia de cualquier otro color. Y eso que ambos se contradicen.
IV
“Cierra la puerta al salir” y ya ven el resultado en la fotografía. Pues así son los departamentos de la Escuela de Ingenieros. No tengo claro a qué baboso pelota becario le faltan narices para recordarle al Dios del susodicho departamento que haga caso, al menos, al cartelito.
Juanma García