Una nueva entrevista a una escritora, mujer, joven y en una temática muy diferente a las obras anteriores pero antes de nada, darte las gracias por aceptar nuestra propuesta y como siempre decimos, comenzamos con la pregunta que puede ser más complicada; cuéntanos, ¿quién es Alba Valero?
Alba Valero es, simplemente, una persona con muchas cosas en la cabeza. Desde que tengo uso de razón me recuerdo imaginando mil historias mientras hago cualquier actividad cotidiana, en lugar de estar pensando en la realidad. Un día, hace ya más de quince años, decidí darles forma a través de la escritura, para plasmar mis pensamientos sobre el papel y canalizarlo de alguna forma, sin pensar en que podría dedicarme a ello profesionalmente.

Siempre, a nuestros entrevistados nos gusta preguntarles por ellos, más allá de sus obras… ¿granaína viviendo en Burgos? ¿Qué echas más de menos de tu tierra?
Las tapas. Las tapas, clarísimamente. ¿Cómo me ponen una cervecita sin comida para acompañar? Aún no lo asumo (risas).
Portadora de Magia… hablamos de aventuras, personajes fantásticos, pero con un sentimiento muy real de búsqueda. ¿Qué buscabas al comenzar con esta idea?
Quería escribir sobre lo que no me gusta del género fantástico. Soy una lectora empedernida gracias a mis padres, que me educaron en el hábito de la lectura desde pequeña. Muchas veces veía en otras obras cosas que me chocaban demasiado. Se suele decir que si ves algo que no te gusta, lo que tienes que hacer es cambiarlo: eso he hecho yo.
Por ejemplo, puedo citar a George R. R. Martin con su personaje de Arya Stark. Cuando leí Canción de Hielo y Fuego me daba mucha rabia que Arya tuviese que sufrir tanto para poder ser una guerrera, algo que si fuese un personaje varón, no presentaría problema alguno. ¿Mi solución? Inventar la Academia de Alitheia para El deshonor de la verdad, donde hombres y mujeres se entrenan en igualdad de condiciones, de tal forma que los personajes ni siquiera se plantean que existan cosas que no les estén permitidas por su sexo.
Esto es solo un ejemplo, ya que podréis ver en la obra muchos pensamientos de la sociedad actual, más abiertos y transigentes, solo que con una estética medievalista.
El 21 de abril inauguraste tu perfil de Instagram como escritora y en la primera publicación dices que lo creas para separar el personal de tu faceta literaria pero, ¿cómo se entremezcla lo personal en la obra? ¿Hay algo de la Alba Valero mujer joven en tu obra? ¿Quizás algún personaje?
Separé los perfiles de redes entre personal y profesional por mi familia y amigos. Si aparezco en algunas fotos con ellos, no tienen porqué estar expuestos para todos mis lectores, porque a fin de cuentas, lo que le interesa al público de Portadora de Magia es mi faceta de escritora, no mis relaciones sociales.
Por otro lado, hay mucho de Alba Valero en mi obra. Muchísimo. Uno de los personajes, Uçan, es mi alter ego. No quiero decir con esto que sea yo. Ella es mucho mejor. Lo que tiene de mi es su carácter, implacable y lanzado, así como mi pelo, que es la parte favorita de mi cuerpo. Ella lo lleva largo hasta por debajo de la cintura, y yo, también. Además, siempre me la imagino hablando muy alto, porque el mismo motivo: yo hablo muy fuerte.
Pero lo más importante que tiene Uçan de mi son sus amigos, porque son mis amigos en la vida real. La relación que tiene con Zyre y Kalevi es la misma que tengo con mis dos mejores amigos, que son casi mis hermanos y valen su peso en oro. Puede ser otro ejemplo en relación a la pregunta anterior: algo que no me gusta de otros libros. Raramente he encontrado en otras obras una relación de amistad pura entre hombres y mujeres, sin que tenga porqué llegar a otra cosa en el sentido amoroso. Parece que en literatura siempre haya que emparejar a todos los personajes y si quedan solteros no está bien. ¿Porqué? Llevo siendo amiga de ellos dos desde el instituto y nunca ha pasado nada entre nosotros. Eso mismo tiene Uçan con Zyre y Kalevi.
Eso si, no por ser mi alter ego va a tener una posición privilegiada en la obra. Lo aviso porque luego los lectores se sorprenden: a Uçan le pasará lo que tenga que pasarle, sin que haya piedad con ella, al igual que no la va a haber con el resto de los personajes. La trama, para ser interesante, tiene que tener enredos, cosas que salen bien y cosas que salen mal, como en la vida misma.

Elquir, Mestizos y Ruolen, tres civilizaciones, cada una con sus características y sus capacidades y poderes,… muy fantástico pero a la vez muy natural: tierra, animales y mar. ¿Seguro que es una obra fantástica?
Es una obra fantástica porque se desarrolla en un mundo que he inventado yo por completo, pero sus problemas y su forma de ser son muy realistas. La vida suele tener problemas suficientes así que no he necesitado inventarme a un señor oscuro todopoderoso al que vencer para crear la trama. Los problemas de los personajes son los habituales de la vida misma. Cada uno los va a intentar resolver como puede, y ahí es cuando van a chocar y cuando se va liar todo, porque lo que para uno es bueno, para el otro es malo.
En tu libro se habla de una guerra que se desarrolla en los años y a la que no se le encuentra sentido a tal duración. Insistimos… ¿seguro que es una obra fantástica?
¡Sí que lo es! (Risas) El conflicto me lo he inventado yo, no se basa en nada real, pero la guerra, a fin de cuentas, es la guerra. El concepto es el mismo que en la realidad. La gente muere, desaparece, es torturada y sufre. Lo hemos vivido históricamente y lo seguimos viendo incluso en el año 2022 con conflictos como el de Ucrania.
Lo que he hecho es comenzar mi libro con una guerra ya iniciada, porque, como decía antes, es algo que no me ha gustado en otras obras. No quería empezar en un momento de paz, en el que los personajes son felices y aparece un hecho disruptivo que les estropea su vida perfecta. No, en Portadora de Magia la guerra ya está empezada, la vida no es perfecta y voy directamente al grano con los problemas de los personajes. No veo necesidad de dar vueltas con capítulos que cuentan como es la sociedad en tiempos de paz para luego acabar en la guerra. Me da la sensación de que así es más interesante para el lector, y por las críticas que recibo, así es.
La saga arranca con El Deshonor de la Verdad I, ¿hasta dónde puede llegar esta aventura literaria?
Son siete. Si, siete. Y los siete están ya escritos. Empecé a escribirlos en 2016, durante mi erasmus y terminé de escribirlos en 2020, durante la pandemia, dos momentos de mi vida en los que tenía el tiempo libre suficiente para dedicárselo a la escritura.
Y sí, antes de que lo preguntéis, la idea es publicarlos todos. Entré en este mundo un poco de rebote, impulsada por mis lectores beta, aquel pequeñísimo grupo de personas que leían los borradores del Deshonor de la Verdad y que me decían que era bueno, que valía y que no podía quedarse cogiendo polvo en un cajón. El año pasado, ante su insistencia, me presenté a un par de concursos, pensando que perdía el tiempo, pero me equivocaba. Me llamaron desde la editorial Malas Artes, interesados en esta historia, y un año después, aquí estoy, haciendo entrevistas y promocionando mi obra. Ahora que he empezado no voy a dejar la saga a medias.
Y ahora nuestras preguntas fetiche:
¿Tortilla de patatas con o sin cebolla?
Con cebolla, por favor.
¿Botellín o cerveza de tirador?
Depende del tirador. Una cerveza bien tirada y con el vaso congelado me parece una maravilla, pero si no… mejor botellín.
Una vez saciadas nuestras dudas, ¿crees que es fácil introducirse en el mundo de los libros en este momento?
La verdad es que sí. Antes de publicar yo creía que lo complicado era eso, publicar. Pero nada más lejos de la realidad: entrar en el mundo de los libros no es lo difícil. Lo complicado es hacerse un hueco, resaltar sobre los demás y que cuando un lector va a una librería, compre tu libro y no otro. Cuando entras en el mundo de la escritura ves que hay muchísima gente como tu, escritores buenos, excelentes, cuyas obras tienen pocos lectores. Porque no hay lectores suficientes para los escritores existentes. Además, cuando vas a comprar un libro, siempre resuenan los autores más conocidos y son las obras que se venden antes. Eso hace que, para autores como yo, sea extremadamente difícil despegar.
La consecuencia directa es que no te puedes dedicar a ello, porque la escritura no paga las facturas. Esa es la triste realidad. Yo tengo un trabajo, relacionado con mis estudios, que es verdaderamente con el que vivo. La escritura queda relegada, con todo el dolor de mi corazón, a una segunda posición, a algo que hago cuando tengo tiempo libre y no a algo a lo que pueda dedicarme como trabajo principal. Y esta situación, como te digo, es la de la mayoría de los escritores de nuestro país.
Anteriormente hemos entrevistado a varias mujeres que nos han hablado sobre sus obras, ¿crees que hay un repunte femenino en el sector?
Creo que hay más visibilidad, pero como puedo creerlo con el resto de profesiones. A fin de cuentas, venimos de una sociedad en la que, hasta hace pocos años era habitual que el hombre trabajase y la mujer se dedicase al hogar y los hijos. En el contexto social que vivimos, afortunadamente, esta tendencia se reduce y la consecuencia directa es que hay más mujeres desempeñando todo tipo de trabajos.
En los bocetos que has publicado mientras escribías, los firmas como Uçan seguido de una numeración,…
¡Claro! Yo soy Uçan, y Uçan es yo. Ella, como veréis en el libro, adora dibujar, y yo también. Aunque siempre me imagino que ella dibuja mucho mejor que yo. Como dibujante ese nombre es mi pseudónimo, y la cifra que veis en los dibujos es el año en el que se hicieron. El deshonor de la verdad nació en 2016, como comentaba anterioremente, y por eso todos los bocetos están firmados como <<Uçan ‘16>> o con años posteriores. Eso si, los bocetos más recientes no los puedo publicar, porque haría mucho spoiler. Por eso no veis en mis redes ninguno firmado como <<Uçan ’21>>. De momento, esos me los guardo.
Y para terminar, dándote las gracias nuevamente y… ¿para cuándo por Sevilla o Cádiz para que nos firmes un ejemplar?
La semana pasada me vine precisamente de pasar unos días en Cádiz. Pero no os preocupéis: volveré. Seguro que volveré.
