Sevilla, 22:00h. Visitaba el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán el equipo de moda de esta temporada, el RC Deportivo Español, y lo hacía sin su máxima estrella, el goleador brasileño Osvaldo.
Volvía vuestro guerrero a presenciar un encuentro en La Bombonera nervionense dónde tantas tardes de gloria ha disfrutado y por dónde han pasado tantísimos grandes futbolistas. Pese al espíritu ganador que siempre demuestro, sin darme muy bien cuenta, todo hacía presagiar una noche negra, o mejor dicho blanquiazul.
Nada más llegar a los aledaños del Estadio, una “patulea” de niñatos, de esos que dicen ser sevillistas, se ensalzan en una bronca. Cosas que ocurren cuando dos “cafres” se ponen a hacer botellón en el mismo punto. ¿Botellón a las puertas de un campo de fútbol? Toda la vida de Dios se ha ido con un paquete de pipas, sin sal, y un bocata de mortadela para el descanso. Así nos va…
Me adentro por la puerta 23, y como aún faltaban 45 minutos para el comienzo del encuentro, me paseo en compañía de Comodoro por los primeros bancos de Gol Norte. Perdemos la mirada en un césped reluciente y nos distraemos viendo a Kameni calentar. Y surge otra contrariedad. Aparece de la nada un vejestorio, o por aquello de la igualdad “vejestoria” con mugre en el pelo y sarro en sus dientes a voz en grito increpando al pobre camerunés sólo por ser negro, o quizás sólo por ser del equipo contrario. Intuí que la desagradable señora supo del color de piel del guardameta cuando lo vio corretear por la portería… “Muérete puto negro de mierda” “Vuélvete a tu país, que coño hablas tú si no te has visto en otra mejor” Intercambié un par de miradas con dicho elemento y viendo semejante ejemplar preferí subir las escaleras y quitarme del medio, no fuera ser que me confundieran a lo lejos…
Un reflexión, ¿cómo podemos arreglar un país que esconde sus penurias tras unas babuchas de paño, un chaleco del chino de la esquina de mi casa y más mierda en el pelo que en el rabo de una vaca (de granjero descuidado)? Insisto, así nos va…
Como veréis, tarto de evitar hablar de fútbol porque después de 12 horas de enfriamiento espiritual, sigo sin comprender qué le pasa a mi equipo. Los primeros 30 minutos fueron fuego ardiente, recordaba por momentos asedios de antaño, Navas por banda, Perotti por la otra bien secundado por un incansable Fernando Navarro, Zokora controlando, y un Romaric inmenso, pero inmenso de verdad. Arriba la pareja de siempre Kanouté y Luis Fabiano. Sólo nos faltó meter el primero porque después hubiera venido el segundo y posiblemente el tercero. Al segundo fallo clamoroso en el área rival, me comenta Comodoro: ”Al final verás…” Qué verdad tenías en tus palabras… Minuto 30. Una falta en el centro del campo provocada por Zokora y el campo se calló, el cielo dejó de sonar y las almas de todos los que estaban allí dejaron de latir, para dedicarse a mantenerse con vida. Se apagó el fuego inicial y empezaba el frío, el que nunca falta en noches perdidas, esa brisa que te congela el corazón viendo a los tuyos deambular cual títere en manos de su amo, un amo que 13 minutos después se encontró con una pelota en largo a la que Callejón llegó con la puntita de su bota y el balón, frío como la escarcha, se cuela por la escuadra derecha de Javi Varas. ¿Cómo puedo expresar el silencio que se vivió en el Estadio? Dejaré un par de líneas en blanco para que lo entendáis los que no pudisteis vivirlo:
Se acaba el descanso, comienza la segunda parte y el mismo silencio, la misma soledad, las mismas 11 sombras. ¿Quién les ha arrancado el alma, el espíritu combativo y las ganas de ganar a estos “profesionales”? ¿Qué ocurre tras el portón del Castillo que siempre fue encantado y en el que ahora gobierna la malvada Desgana?
Lo cierto es que, la segunda parte nos la podíamos haber ahorrado. Ahorramos en luz, – que vaya si ha subido el recibo- ahorramos en agua, y todos los presentes nos hubiéramos ahorrado sufrir 45 minutos más cuando todos, los que se fueron a raíz del segundo gol de Callejón y los que nos quedamos petrificados hasta el final sabíamos el desenlace pasado el pitido final.
Para la anécdota y las estadísticas, decir que en el minuto 92, Negredo consigue otro gol más. Curioso que juegue 20 minuto y meta uno… Los americanos, que son muy cuadriculados para sus cosas, tienen una estadística muy interesante en la que reflejan todos las anotaciones, rebotes, asistencias,…, por minuto jugado. Me gustaría ver esa estadística y hacer una comparación entre Luis Fabiano y Negredo. Si alguien la ha hecho y lee esto, por favor deje testimonio.
El guerrero se despide con las mismas dudas de cuando terminó el partido, no teniendo claro, o mejor dicho, sin tener ni p… idea de lo que ocurre. Lo que no es normal es que Monchi, en sus primeros años, cuando todo era ilusión por mejorar y crecer, trajera a Dani Alves, Javi Navarro, David Castedo, Martí, Baptista, Drago,Adriano, Pablo Alfaro, Maresca, Renato, Palop, Poulsen, Keita, Luis Fabiano, Kanouté, Kerzakhov y que pasados los años de Juande, sólo lleguen Mosquera, Chevantón, Dabo, Konko, Acosta, Alexis, Martín Caceres, Romaric, Duscher, Tom de Mul y tantos y tantos jugadores de medio pelo que no tienen ni caché, ni fútbol, y en muchos casos, ni clase para vestir la Sagrada Casaca Blanca. Sólo digo eso…
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