Uno de Marzo, Andalucía amanece con aires de tranquilidad, de euforia controlada, de misión cumplida. Atrás quedaron reuniones, negociaciones y mucho esfuerzo, y sobre todo, quedaron atrás las calles llenas de andaluces, todos juntos, cada uno en su provincia, pero luchando por un objetivo.
Qué lejos queda todo. Todo me suena a pasado, siendo ayer, toda esas gentes, esas personas, esos ciudadanos que querían serlo, esos andaluces que salieron a las calles para eso, para ser andaluces. Qué lejos queda todo…
Qué le ha pasado a mi pueblo que no reconozco entre ellos a esos que tantas y tantas veces me han descrito padres y tíos. Dónde están todos los revolucionarios, todos los currantes, todos los luchadores…
Ese final de Febrero del 80 era un sueño. Algo que se gestó desde muy atrás, pero no os hablo ni de un año ni de dos, ni de una década ni de dos, hay que remontarse a las primeras del siglo, cuando el padre de todos, de ti, almeriense, de ti, “gadita”, de ti, cordobesa, de ti, “granaíno”, de ti, “choquero”, de ti, jienense, de ti malagueño y de ti también, Sevilla, luchaba por su pueblo:
“Mi nacionalismo, antes que andaluz, es humano. Creo que, por el nacimiento, la naturaleza señala a los soldados de la Vida el lugar en donde han de luchar por ella. Yo quiero trabajar por la Causa del espíritu en Andalucía porque en ella nací. Si en otra parte me encontrare, me esforzaría por esta Causa con igual fervor.”
Su Ideal andaluz lo podríamos aplicar casi un siglo después. Los problemas de su Andalucía y los de la nuestra, los mismos; como dice en mi tierra son los mismos perros pero con distinto collar. Blas Infante trataba de fomentar el desarrollo desde la fe en uno mismo, en una tierra, en unos ideales, en unos sentimientos que plasmó años después en una bandera que iza al viento por y para la unión de los que se echaron a la calle y los que no pudimos, para los que están y los que nos han dado lo que tenemos, para los que lo apoyaron en “sus locuras” y los que no.
Una misma bandera, verde, blanca y verde, y un escudo con cimientos en el, hoy, “extranjero”. Hércules hecho un chaval, como esos que no pudimos salir a la calle y que seremos los responsables del futuro de su Tierra, mi tierra, sosteniendo los pilares de un pueblo que es la base de España. -Si piensas lo contrario no te contaré ninguna milonga, mira el mapa y aprende, ¡¡inculto!!-
Una juventud que hoy vive una historia diferente, a ratos mejor, a ratos peor que la que vivieron nuestros progenitores, pero en la que no veo ese espíritu de lucha, de convicción en unos ideales, a los que todo, o eso dicen algunos, nos da igual. Pues no mire usted, querido abuelo. A mí no sólo no me da igual si no que me “jode”, y perdone la expresión, que quieran echarnos de nuestra tierra, la de Blas Infante, la suya, la de mis padres, la de mi familia, la de mis amigos, para engordar las arcas de una señora alemana que juega a ser catalana y espera que le terminemos de levantar el país. Como si el nuestro llevara velocidad de crucero…
Hoy, uno de Marzo, con la resaca de la Entrega de Medallas a insignes andaluces, unos más conocidos, otros menos, unos muy meritorios, otros quizás no tantos, y con los ecos del “Andaluces levantaos” en mis oídos, mi Andalucía se levanta tarde de la cama, sin quehaceres, sin trabajo, y atada de pies y manos, siendo nacionalidad histórica, como desde 1980, que no se le olvide a ningún finolis de más allá de Despeñaperros.
Señores políticos, no luchen por conseguir un voto, luchen por todos los votos, no mientan por ganar, hagan posible la victoria de un pueblo al que pretenden callar y dejen rencillas partidistas para siempre y eleven la voz gritando como dice nuestro Himno, Andalucía para España y la Humanidad, pero Andalucía por sí (misma)…
Queridos hermanos, no pretendo ser la voz ni representante de nada ni nadie, pero creo que es hora de demostrarle a los Mubarak, Castros y Gadafis españoles, que aquí hay un pueblo unido, millones de almas que soñamos con un futuro mejor que nuestro presente y que no somos los sirvientes de ningún terrateniente, que ya no nos meamos las manos para que no se nos cuarteen, que aquí hay muchas ganas y que la fama de flojos con la que nos tildan se vaya al Infierno y hagamos pensar a todos esos revolucionarios e independentistas baratos que Andalucía tiene a su gente, y que nosotros somos los que verdaderamente no necesitamos a nadie para prosperar.
La bandera blanca y verde
vuelve, tras siglos de guerra,
a decir paz y esperanza,
bajo el sol de nuestra tierra.
¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre, España y la Humanidad!
Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos
hombres de luz, que a los hombres,
alma de hombres les dimos.
¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!
el filosofo says
1 marzo, 2011 at 20:59Orgullo de ser andaluz siempre, pero con la penita de ver muchas cosas. Personas que se conforman con el estereotipo que tenemos, personas que modifican su forma de hablar cuando lo hace con gente de Despeñaperros párriba… y sobre todo el conformismo social que hay. Que no hay trabajo pues al paro sin más…y así no son las cosas. Ahora una nueva oleada de andaluces se irán a «levantar» otras regiones o países, así sin más.
Un beso, de un andaluz exiliado en Alemania.