Me encuentro en este mismo instante sentada en mi cama, vestida para salir, mirando alrededor encontrándome con todo tipo de cosas que forman mi habitación. Me paro un instante a mirar las fotos colocadas en un corcho que adorna mi pared, teñida de salmón. Vuelvo mi vista a la ventana, no a más de diez centímetros del corcho, y miro el cielo, hoy nublado. La luz se va aminorando cada vez más, son las nueve y el sol se va escondiendo. De nuevo, miro las fotos, veo que hay espacios por rellenar en el corcho, y se me ocurren infinidad de fotos bonitas que colgar en él, pero también observo, que esos espacios son muy pequeños y que en ellos no cabrían fotos de más de cinco centímetros. Pensando que poner, abro otra ventanilla de google y pongo música. Ahora tarareo la canción mientras sigo pensando. Creo que no tengo nada con que rellenar ese espacio, y busco con la mirada otra cosa en mi habitación que me provoque algún tipo de entretenimiento.
No encuentro nada sobre lo que escribir, así que me llevo un rato pensando y pensando, sobre de que hacer mi nueva entrada en La Morada. “Lo tengo!” pensé, y volví a mirar las fotos. Sí, al final me habían inspirado a escribir, aunque no a ver qué nueva foto podía poner.
Pensé que podía hablar, o en este caso escribir, sobre la historia que tienen esas fotos, o hacer un resumen general de todas ellas. En las fotos aparecían amigos, familiares, allegados, compañeros… pero todos ellos han sido importantes o han tenido algún tipo de relevancia en mi vida. Me fijé que la persona que más se repetía en las fotos, era la más importante para mí, y eso seguro que estaba relacionado. Había una o dos de amigas muy importantes, y otras algunas de mi hermano. “Tengo que poner alguna de mi abuela” pensé. La verdad, que no entendí muy bien, porque no tenía una foto de mi abuela, con lo importante que había sido durante todos estos años y lo que seguirá siéndolo. De mis padres, solo tenía una, pero pensé que esto se debía a que los veía todos los días y no me hacía falta tenerlos en fotos.
Me fijé en que tenía que quitar una foto que ya no tenía ninguna importancia para mí, y que no entendía muy bien porque seguía formando parte de mi corcho, de mi vida. Seguí mirando de lado a lado, de esquina a esquina “¿Y mis tías?” dije. Dios, no tenía ni una foto de mis tías. ¿Cómo no me había parado a mirar el corcho antes? ¿Por qué hacía tanto tiempo que no “remodelaba” mi corcho? “Tengo que quitar esta…y poner esta otra” Sí, me eché hacia detrás y observé como sería mi corcho, con las nuevas ideas que tenía pensadas “¡Perfecto!” exclamé. Ahora cuando las personas que visiten mi habitación vean el corcho, podré decir “mira, esta es mi familia, ellos son mi vida”.
Y sí, quizás la persona se pregunte porqué los llamo mi familia, si también hay fotos de amigos, o porqué todavía quedan huecos por rellenar; yo le contestaré, “ mis amigos, quizás solo tenga dos o tres, pero para mí esos dos o tres son mi familia, y los huecos… bueno, como he dicho antes, solo son dos o tres, y con ellos me conformo.”
el guerrero says
10 mayo, 2011 at 14:15Ojalá algún día tengas fotos de todos los miembros de La Morada en tu corcho…
MoraDama says
10 mayo, 2011 at 14:21Muy bonito post!!!
Hace ya un par de meses o más hice yo algo parecido, pero yo no tengo corcho en mi cuarto, bueno sí pero para otros menesteres… Yo modifiqué mi marco digital, con la ventaja de que caben muchas más fotos. Había fotos de hace unos cuantos años, gente a la que no veo desde…uf, ya ni me acuerdo. Al final dejé una representación de cada una de estas personas y añadí a las que hoy por hoy forman parte de mi vida. Siempre es agradable recordarlos a todos, los que están y los que no están, por los motivos que sean…
el filosofo says
14 mayo, 2011 at 19:11muy bonito Valkana…yo en cambio pienso que no hay que quitar «fotos» de tu vida…quizás sea más bonito tenerlas siempre en la memoria. Besos!