Llueve…
Mi casa está totalmente en penumbra, tan sólo por la cocina pasa la luz que el día permite. Desde la puerta de la misma sólo puedo ver el exterior a través de mínimos agujeros, de manera que veo pequeños fragmentos circulares del paisaje: en uno se observa como el agua está creando un charco en el tejado del colegio; otro muestra una porción de cielo, de un azul grisáceo y blanquecino, distorsionado por el agua que lo perturba; una pintura artística, por la que las gotas pasan adquiriendo sus diferentes colores, se encuentra en otro de los ojos de la cocina; por otro se ven algunas de las ventanas del piso de enfrente que no quieren contemplar lo que yo estoy viendo y permanecen cerradas, negándoles la tenue luz a los que se encuentran tras ellas; otra pequeña visión es la copa picuda de un árbol que no se mueve, las gotas no caen con la suficiente fuerza pero sí han conseguido cambiarle su tonalidad, su verde claro se ha visto oscurecido y el marrón que se entreveía entre las ramas se ha convertido en un negro absoluto; las antenas que una de las aberturas me deja ver me reflejan tristeza, pues echan de menos las patitas y los cantos de los únicos seres capaces de hacerles compañía. [Read more…] about Una mañana fantástica