El crédito de un entrenador, además de los resultados que son los que mandan, se mide en la capacidad de superar una situación delicada o de la sensación que dé de solucionarla. Muchas veces, pese a los resultados, se mantienen entrenadores porque se cree en ellos, en su trabajo y en su capacidad. Aunque la mayoría de las veces la realidad acaba cayendo por su propio peso.
Hoy saltaba tu/mi/nuestro Sevilla con el objetico de olvidar los malos resultados, ya sin importar el juego, y volver a la senda de las victorias. Volvía Marcelino a su 4-4-2, con los tres delanteros que teníamos al principio de temporada en el once inicial.
Contra un equipo que poblaba el centro del campo y jugaba con un solo punta, la sola presencia de Medel para acometer las embestidas rivales se preveía una quimera para el chileno. Rakitic no ayudaba en defensa y su físico, lentísimo, no facilitaba el asunto. Todo esto se traducía en llegadas de las segundas líneas con mucho peligro y una mayor posesión del Villareal.
Nuestras armas eran la velocidad en banda y la presencia de los dos “9”. Navas y Manu entraban con facilidad por sus costados con cierto peligro, pero sin llegar a acabar las jugadas. Y claro si encima arriba no atinas, pues te llegan y te hacen gol.
Una contra por banda derecha acaba en centro al área, allí completamente solo aparece el “añorado” por muchos y hace el 0-1. Los centrales fijaban a sus marcas, pero entraba solo. Coke vuelva a fallar en una marca que nos cuesta otro gol, como ya hizo en Málaga. No estuvo en su sitio.
Varas se convertía en el mejor de la primera mitad, tres paradas seguidas evitaron algún gol más. Arriba empezamos a crear ocasiones más claras. Kanouté remataba de cabeza y desviaba el portero a córner.
Y llegaba el empate, cómo no por banda derecha. Navas, incansable, entraba en el área y su centro era rematado por el defensa hacia su propia portería. Llegaba el 1-1 y el partido cambiaba. Navas perdonó minutos después, no disparó cuando lo tenía todo para marcar. Fazio a pase del palaciego remató de cabeza desviado.
Pero las más claras fueron del Villareal, Varas salvaba un mano a mano despejando con el pie. El árbitro también nos ayudaba a no pitar unas manos claras de Medel dentro del área.
Y con un 1-1 se llegaba al descanso, con toda una segunda parte para seguir trabajando e intentar ir a por el partido y sumas los tres puntos. Pero no fue así.
Marcelino dejaba en vestuarios a Medel (problemas respiratorios ha dicho) y a Coke, y daba entrada a Trocho y Reyes. Es decir, un defensa y el primer espolón defensivo por dos jugadores de corte ofensivo. Pasamos del 4-4-2 a un 3-5-2 muy raro.
Con Jesús Navas de lateral, a lo Daniel, subiendo y bajando. Bueno bajando cuando podía bajar y ahí llegaron los problemas. Más si encima era Fazio el que sacaba de banda incluso en las proximidades del área rival. ¿Por qué no saca a Cala y seguimos con el mismo dibujo? ¿A qué vino esta locura?
Y el Villareal viendo la fácil que se lo puso Marcelino empezó a atacar por esa banda, una y otra vez. Y nos perdonaron el segundo gol en muchas ocasiones. Contras 4 para 2, mano a mano dos contra Varas… innumerables. Y esa vida nos permitió tener oportunidades de marcar incluso.
Siempre con Navas como protagonista. El palaciego fue el único que puso algo de profesionalidad y orgullo en un equipo destrozado mentalmente y tácticamente. Pero hoy sus centros no acabaron en gol de Kanouté, como tantas veces, y sus remates siguen siendo muy previsibles e inocentes.
Si además de no marcar, no tenemos el balón, pues el rival aprovecha su superioridad y al final te acaba matando. Y así fue, en una contra en la que el equipo no vuelve. Algunos criticarán a Fazio pero no es culpa suya tener que estar en el centro del campo y no poder volver.
Con 1-2 empezaron los sonidos de flechas, pitada al equipo, y cánticos en contra de Marcelino y el clásico “súbeme el carnet” para la directiva de un Club cuyo primer equipo cabalga sin rumbo.
Nueva derrota de tu/mi/nuestro Sevilla, pero eso no es lo malo. Lo malo es ver que no hay soluciones, que si un jugador lo hace bien (véase Luna o Trocho en el derbi), desaparece de la alineación. Que si el mediocentro no funciona se sigue empeñado en lo mismo sin mirar otras soluciones. Un equipo que se ve roto, con “mensajes” a los jugadores de falta de compromiso y con un entrenador al que ya nadie cree que sepa las soluciones y mucho menos las tenga.
Y como comenté al principio de la crónica, al final las cosas acaban cayendo por su propio peso. ¿Hasta cuándo se estirará la cuerda? Semana movidita la que se espera, aunque lo que sea que ocurra cuanto antes para empezar a mirar hacia arriba.
Dice el proverbio chino que «el jade necesita ser tallado para ser una gema» y está claro que tenemos buenas materias primas, quizás lo que falla sea el tallador. Cosas.
ÁS_FdN
Amén, hermano. Esta noche se reúnen y no deciden nada…Quizás no haya dinero, quizás no haya sustituto. Lo que está claro que no tenemos es un entrenador digno del Escudo del Rey San Fernando…
Dejando de creer…