Si el post anterior fueron los colores los protagonistas para caracterizar a las personas, hoy son los olores los siguientes en salir a escena.
Se abre el telón y aparece una bella florecilla con olor a rosas…esta claro que es una señora pulcra, elegante y alto poder de convicción. Hay que ser muy mujer para lucir ese perfume; perfume de aquí te espero yo…
Se cierra el telón; se acabo la obra y te vas a tu casa con la pituitaria cargada de ese olor a rancio que llenaba el patio de butacas. Al lado tuya un señor, mayor, con olor a Baron Dandy. Creo que no es necesario decir que los pantalones los llevaba “sobaqueros”, y a su barba blanquecina se le unían dos o tres pelos lobulares…
-¡¡¡Ding dong!!!- Llamas a la puerta y te recibe una morena oliendo a azahar…mujer fatal de armas tomar; sevillana para más señas y con una fuerza que te lleva como el viento…
Y lo peor para el final…
Por desgracia no coges el coche; mes de Agosto, 15:15 h y aparece el C2. Te montas y, evidentemente, no hay un asiento libre. Te vas lo más al final que puedes que es a la altura de la primera puerta de salida y acomodas tu cuerpo entre dos curritos que se agarran como pueden a la barra. Por supuesto el aire acondicionado está apagado por una avería. Ese olor a cebolla característico del que se le olvida que existe agua te asfixia, se apodera de ti. Se te ocurre una solución; te bajas del Bus y te vas andando…
Nota: Una cosa es ser un currante y otra un guarro.
Me voy a ver a mi morena con olor a cítrico en flor…
el filosofo says
29 mayo, 2012 at 18:19yo sigo tratando de descubrir los aromas de mi persona… 😀
Luisa says
29 mayo, 2012 at 20:41Dichosa yo q x mi maldita alergia perenne me libro en muchas ocasiones de oler esos malos oleres xo tb de esos tan peculiares como es el azahar cuando empieza a brotar…