Saltaba tu/mi/nuestro Sevilla sin nada que jugarse al campo de Cornellá-El Prat, frente a un rival que tampoco tenía necesidad de puntos. Y con esa sintonía transcurrió el partido. Míchel sacaba a Palop bajo palos, con Deivid de cierre y la vuelta de Negredo y Perotti. El resto casi lo mismo.
Partido con gradas vacías, con la afición rival metida en protestas contra los suyos y sin nada en juego, como resultado un partido de pretemporada entre dos equipos que aspiraban a mucho más.
Las ocasiones llegaban por la pasividad defensiva de ambos equipos, las del Sevilla FC eran desbaratas por el portero o por fallos propios. Negredo la tuvo en varias ocasiones, marcó dos pero estaba en posición antirreglamentaria. Y el Espanyol tuvo alguna pero fueron salvadas por Coke, Cala y Palop.
Pero el partido seguía transcurriendo sin intensidad, sin mordiente y sin mucho que contar. Con un Navas que no entiende de amistosos, finales ni partidos sin historia, siempre juega al mismo ritmo y eso se agradece.
Y en estas que Rakitic mete un balón al hueco por encima de la defensa y deja solo a Negredo, el vallecano remata de zurda colocado al palo haciendo el 0-1. Negredo sigue llamando a las puertas de la selección.
Con este resultado nos íbamos al descanso, y tras él más de lo mismo. O incluso peor.
Tampoco ayudó el carrusel de cambios y la verdad es que estuve más pendiente del resto de Liga…emocionantísimo por arriba y por abajo. Que pena no estar en ese juego por arriba. J
Deivid y Perotti dejaban sus puestos a Guarente y Manu, y José Antonio Reyes tenía el orgullo de salir para que el más Grande de todos los tiempos jugara sus últimos minutos oficiales como sevillista. El Gigante de Malí saltaba al campo, donde el año pasado, tras la muerte de su padre, acudió al rescate del Sevilla FC.
Y al final, dentro de la mediocridad que había en el juego llegaba el empate del Espanyol. Un balón a la espalda de Coke, otro más, y el 1-1.
Hasta el final nada más, una ocasión del Gigante de Malí que remataba alto y poco más.
Fin a una temporada para analizar y bien, y sobre todo para dejarse de historias y pensar que hay que empezar de cero. Solo así volveremos a estar arriba.
Como dice el proverbio chino, “antes de iniciar la labor de cambiar al mundo, da tres vueltas por tu propia casa”. Así que hagamos bien las cosas.
La única alegría, además del termino de esta Liga, es por Manolo Jiménez. El de Arahal cogió, otra vez, a un equipo hundido y consumó su milagro salvando al Zaragoza. Alegría por la alegría de un sevillista de los buenos.
ÁS_FdN
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