Microrrelato que nos habla del mar y su alma salada. La marea que viene y se va, como un niño travieso que corre con vergüenza tras ser descubierto en su escondite, pero que vuelve preso de su curiosidad.
Me encanta tu contoneo, tu relajante vaivén arrítmico remueve mis sentidos. Disfruto cuando vienes en mi búsqueda, me llamas y luego huyes de mí con un leve coqueteo.
Yo, no puedo evitarlo, y cada vez que te veo siento una fuerza interior que me obliga a hacerlo, es superior a mí. No importa la época del año, necesito que acaricies mi cara, mi cuerpo nbso y sumergirme en ti.
Una vez acaba nuestra unión, me marcho contento. Yo te dejo mi alegría y mis ganas de volver a verte, a cambio me llevo parte de tu sal pegada a mi cuerpo. Ese es el recuerdo que de ti conservo hasta la próxima cita, deseoso aguardo el momento de volver a nadar en tus adentros.
ÁS_FdN
celia says
21 mayo, 2014 at 09:01Precioso relato de lo maravilloso que es el contacto con el mar, las caricias de sus olas y el dejarse llevar por ellas.Igual sucede en la vida con las personas, nos encanta unirnos, rozarnos,sentirnos cerca y, tanto es asi que cuando nos alejamos notamos que algo falta en nuestras vidas y, por supuesto estamos deseando de volver a vivir ese momento de union. Siempre nos queda el recuerdo vivido. Un abrazo.
juanma_gv says
23 mayo, 2014 at 09:44Precioso y con mucho salitre