Hoy escribo a ese amor sin nombre que todos guardamos en algún rincón de nuestro ser, a ese confidente sin rostro que te escucha y te valora más allá, mucho más, de lo que tú sientes que eres.
A ese amigo incondicional que se oculta en la sombra por miedo a ser detenido por las injusticia de los que hablan de más.
Hoy te escribo a ti, un triste arlequín con miedo a ser descubierto haciendo nada más y nada menos que siendo tú con quien quieres.
Hoy te escribo a ti, que te escondes tras la máscara de un carnaval, que es en lo que se ha convertido tu vida después de tanto interpretar papeles absurdos que los demás quieren ver pero a ti te matan cada día un poquito más por dentro.

Estas palabras te las dedico a ti que no te dejan ser amante ni amigo, que llevas por cadenas las agujas de un reloj impuesto por quien dice que te quiere pero te falta el respeto…
Estas líneas son para ti, esclavo de tus palabras para la eternidad, vergüenza de un mundo hipócrita y poco sincero.
Hoy te escribo a ti que susurras lo que tus ojos gritan, que callas lo que tu corazón palpita y que nublas, con tus dudas, lo que tu mente aclara.
Deja una respuesta