Abrir y dejar paso,
con el transpirar del alma.
Antes del ocaso,
dejarlo todo en calma.
Mirar, atento a tu mirada,
con los ojos cerrados.
Sin conseguir ver nada,
en un mundo de sueños robados.
Sin más que querer ser,
con mucho menos equipaje.
Que solo se trata de querer,
viviendo nuestro lado salvaje.
¡Ay de mí!,
pendiente siempre de horarios.
¡Ay de ti!,
dejando a un lado lo necesario.
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