Esta mañana le he contado a mi hijo que ayer eliminaron a su Sevilla. Que perdió y cae eliminado del torneo que tantas veces ya ha ganado. Y cual ha sido mi sorpresa, al contestarme con algo que, si bien puede parecer absurdo para muchos, no carece de lógica.
“Papá, si el Sevilla gana siempre ya no es tan divertido”.
Esta era la respuesta a las 9 de la mañana de un niño de 4 años y yo me he quedado pensando, porque es algo que siempre he pensado pero nunca se lo he transmitido.
Dicen que los niños siempre dicen la verdad y si no que le pregunten a la madre.
Pues si sevillista, lleva razón. ¡Y tanto que la lleva!.Porque no somos capaces de ser objetivos y ver la realidad. Aquella realidad que mamabamos en 2005 y que tras el zapatazo de Antonio Puerta cambió radicalmente para bien.
A partir de ahí comenzamos a divertirnos hasta que…, hasta que siempre ganábamos y ya comenzamos a aburrirnos.
Y exigíamos y nos quejábamos. Y nos enfadabamos y no nos divertíamos, porque nos habíamos acostumbrado a ganar.
Pero no somos capaces. No lo somos.
No somos capaces de saber si este Sevilla de Julen Lopetegui con todos sus jugadores operativos hubiese jugador mejor o no y lo que es más importante: hubiese conseguido otros objetivos. Porque una cosa es lo que intuimos y otra la verdad, lo que hubiese ocurrido. No sois adivinos, no lo soy.
Tampoco somos capaces de conocer, a ciencia cierta, que ocurre con esos lesionados. Repito, no sois adivinos, no jueguen a ello.
Ya lo he dicho, pero lo repito: no somos capaces de ser objetivos y realistas y lo reitero porque con los años aprendí a no volver a criticar las gestiones de nuestro Sevilla a blanco o negro. Porque los grises existen ¿Saben?.
No somos capaces de ver que Julen tuvo anoche que llevar a medio equipo del SAT y no somos capaces de ver que mientras tú sacas a Luismi el Barca de la “Xavineta” se mete en cuartos gracias a un tal Pedri. Comparen…
Porque tampoco somos capaces de reconocer que el Sevilla trae a Martial, que ya podrá tener más cartel que un cartelista de Semana Santa, pero no es Aubameyang. No lo es y punto.
Y no somos capaces de reconocer la labor de Lopetegui en estos tres años, pero si somos capaces de añorar a Emery, que siendo uno de los mejores entrenadores de la historia de nuestro club por el palmarés obtenido, hizo bien el ridículo en varias ocasiones incluso metiéndonos casi una vuelta en descenso con un juego digno de petanca.
En definitiva, las victorias y los éxitos de nuestro Sevilla Fútbol Club nos han hecho incapaces e indolentes. Incomprensibles e injustos. Y no me vengan con el rollo del ‘yo pago, el espectáculo…’ y otras películas con tomate, para luego hablar de romanticismo futbolístico.
¿Si debe haber cambio de ciclo? …Que así sea.
Pero hasta final de liga solamente hay que apretar dientes y después ya se verá si el deseo de algunos es el drama de otros y viceversa.
Pero lo más importante es remontar, ahora y después, y mantenerse.
Porque si difícil es llegar, más aún lo es mantenerse.
¡Viva el Sevilla Fútbol Club!
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