
Hoy mi nostalgia se llena de recuerdos, de vivencias bonitas y divertidas que aún hoy siguen haciéndome feliz al traerlas a mi presente.
Hoy me resisto a decir adiós, porque mi alma no me permite despedirme, no puedo. Mi cabeza dice una cosa, mi corazón otra y yo lucho entre ambas.
Me asomo a mi balcón y miro al cielo, un cielo despejado con la luna brillante, y le pido a mi Poder Superior que te coja de la mano y te guíe para que no te pierdas. No puede ser, cómo va a ser, es imposible. Tú no te vas, no te irás porque no quiero, porque estarás cada día presente, porque seguirás jugando al dominó, tomando cervecitas sin acercarte a la piscina porque han soltado al tiburón.
No, tú no te vas, no te estás yendo, sólo estás pidiendo tregua para beber agua entre el primer y segundo tiempo del partido que llevamos jugando juntos tantos años.
No, ni lo pienses, no te vas a ir, no te vas a pegar la escapada como cuando ibas por las tortillas o por los pollos asados… Esta vez te quedas, esta vez no permito que te marches. Deja el teléfono que suene, y no te subas a la escalera, quédate a disfrutar de nosotros.

Pero, ¿dónde crees que vas? ¿Dónde te vas a esconder? Si con tu «chispa» te vamos encontrar siempre.
No, qué va, estás confundido, mi luchador incansable, estaremos pidiendo consejos y preguntándote por un amplificador de señal de los buenos, te llamaremos por una avería o para que nos sintonices los canales.
Ahora, quédate tranquilo, todo ha quedado en buenas manos, y sabiendo que no te vas, que tú te quedas con nosotros, seguiremos siendo valientes, todos juntos de tu mano.
Me encanta tu forma de contar las cosas,me encanta ser tu compañera y tú amiga,eres muy grande Maite Valverde,un ser de luz y mejor persona