Hoy mi nostalgia se llena de recuerdos, de vivencias bonitas y divertidas que aún hoy siguen haciéndome feliz al traerlas a mi presente.
Hoy me resisto a decir adiós, porque mi alma no me permite despedirme, no puedo. Mi cabeza dice una cosa, mi corazón otra y yo lucho entre ambas.
Me asomo a mi balcón y miro al cielo, un cielo despejado con la luna brillante, y le pido a mi Poder Superior que te coja de la mano y te guíe para que no te pierdas. No puede ser, cómo va a ser, es imposible. Tú no te vas, no te irás porque no quiero, porque estarás cada día presente, porque seguirás jugando al dominó, tomando cervecitas sin acercarte a la piscina porque han soltado al tiburón.
No, tú no te vas, no te estás yendo, sólo estás pidiendo tregua para beber agua entre el primer y segundo tiempo del partido que llevamos jugando juntos tantos años.
No, ni lo pienses, no te vas a ir, no te vas a pegar la escapada como cuando ibas por las tortillas o por los pollos asados… Esta vez te quedas, esta vez no permito que te marches. Deja el teléfono que suene, y no te subas a la escalera, quédate a disfrutar de nosotros.
Pero, ¿dónde crees que vas? ¿Dónde te vas a esconder? Si con tu «chispa» te vamos encontrar siempre.
No, qué va, estás confundido, mi luchador incansable, estaremos pidiendo consejos y preguntándote por un amplificador de señal de los buenos, te llamaremos por una avería o para que nos sintonices los canales.
Ahora, quédate tranquilo, todo ha quedado en buenas manos, y sabiendo que no te vas, que tú te quedas con nosotros, seguiremos siendo valientes, todos juntos de tu mano.
Isabel Gamero says
11 agosto, 2022 at 13:39Me encanta tu forma de contar las cosas,me encanta ser tu compañera y tú amiga,eres muy grande Maite Valverde,un ser de luz y mejor persona