Querida y odiada, a partes iguales. En boca de todos anda, unos la demandan y otros, pese a la añoranza, declinan su presencia.
Salpica todo a su paso, manchando lo que antes estaba limpio. Dejando un reguero de barro tras de sí.
Si se acentúa en el tiempo, limpia más que ensucia. Mas en los tiempos que corren, son pocas estas situaciones. O ni se recuerdan.
No hagas muchos planes en su presencia, o tenlo en cuenta y busca buen cobijo. Si viene acompañada de viento, puede ser un castigo.
Pero si eres de los que la disfrutas, saca las botas y el chubasquero. O, si puedes, quédate completamente en cueros. Salta, corre o báñate en el mar con ella.
Sonríe a la lluvia, que ha hecho acto de presencia.
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