El pasado sábado tuve el placer de volver a disfrutar de un concierto de Robe, dentro de su gira «Ahora es cuando». Con la que sigue presentando el disco «Mayéutica», tras la primera parte de la gira, «Ahora es el momento».
Se apaga la luz, humo, silencio, aplausos, luces y ¡música!… mucha música hasta que apareció Robe por el escenario, «disfrutad del ahora, porque ahora es cuando», con un sonido brutal en el Centro Hípico de Mairena.
La musicalidad del grupo es la mayor atracción en un directo, en el que Robe volvió a deleitarnos con sus letras, voz y guitarras (hasta tres llegó a sacar, cosas del directo).
En la primera parte del concierto fueron sonando canciones como «Por encima del bien y del mal», «Por ser un pervertido», «Nana cruel» o «Si te vas» que hicieron levantarse a las 7000 personas allí presentes. Manos y vasos hacia el cielo, la gente como loca bailando…
Tras el parón para «mear, beber y hacer lo que queramos, que para eso estamos en un país libre, pero que no te vean»…llegó el auténtico subidón.
Vimos a un Robe mucho más enérgico que en otras ocasiones, desplazándose por todo el escenario, buscando a sus compañeros en los «solos». Y hasta bailando y agitando las manos al viento en torno al piano como si de un ultra se tratara o estuvieran entrando los novios al convite.
«Tras lo nuevo, algo viejo», y así fue. Robe nos presentó un nuevo tema, que sonó de categoría. Suave y muy pegadizo, deseando volver a oírlo.
Luego, más Robe y más Extremoduro. «Mierda de filosofía», «So Payaso», «Jesucristo García», «A fuego» y un fin de fiesta al ritmo de «Ama, ama y ensancha el alma».
Con el violín como hilo conductor de todo el momento, del ahora y del cuando; se iban entrelazando el piano, el bajo, la batería y las guitarras. Con el coro como perfecto escudero a la inconfundible voz de Robe.
Si en antaño, como Extremoduro, ir a verlos era una obligación musical y sentimental. Ahora con el nuevo grupo se ha convertido en una obligación moral y de justicia personal.
Porque fue allí, en ese preciso momento y fuimos nosotros.
¡Larga vida a Robe!
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