Hoy, caminando por la calle, te vi y eso que sabía que era imposible. Iba en dirección contraria, pero en un inesperado giro sentí tu presencia. Aunque te vi, sabía que no podía verte porque no estás aquí.
Un estremecimiento llenó mi cuerpo y volví a mirar, aunque sabía que no podías ser tú, pero necesitaba mirar para creer que te volvía a ver caminando por tus calles. La primera vez me pilló desprevenido y el vuelco me llenó de pena, en la segunda ocasión fui un egoísta con mi mirada, pero me trajo mucha alegría en tu recuerdo.
Sentí que sigues aquí, que aunque no te vea, te veo, porque no es la primera vez, ni será la última que me ocurra. Sentí, que aunque fuese corto en mis palabras hasta en el último momento, intenté no serlo con los gestos.
No miré más, no me hizo falta, todo se llenó de recuerdos. Bendito ellos y maldito el canalla que nos privó de tantos encuentros.
Siempre atenta y yo, siempre, intentando estar atento.
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