Microrrelato (versión reloj de arena)
Caigo sin aroma, sin prisa pero sin pausa y mientras, sigues sin hacerle caso al lema de la taza.
Microrrelato (versión taza)
Cambiaste lo digital por la arena y el lento burbujear de un café aromático subiendo en tu cafetera italiana por la cápsula de ristretto creyéndote mi frase pero sin mover un solo dedo… mal café, mal tiempo, mal actitud. Mal momento para el amor.
Microrrelato (versión paño de corazones)
Se respira amor en el ambiente, detalles como yo o un desayuno a la cama, sin diamantes, no están valorados aunque el café sea de cápsula y no queden naranjas por exprimir.
Microrrelato (versión cafetera)
Siempre en un segundo plano como si te avergüences de mí pero soy esa fiel amiga que siempre te da un segundo de respiro. Tú decides si el ratito es descafeinado o no.
Juanma García
“Tú puedes con todo” decían y no pudiste ni con tu despertar, ni con tu trabajo, ni con ritmo de vida, ni con tu familia ni con tu libert… Jajajajaja libertad iba a escribir…
El Mendigo I
El día que le pongan frasesitas de estas de 1º de coaching al vino de cartón dejo la calle y vuelvo a mi anterior vida.
El Mendigo II
I
Pasaban el tiempo y la vida, y mientras tanto intentaba seguir pudiendo.
II
Al levantar nunca le faltaba ese chute de cafeína que le daba la vida para seguir adelante. No, no podía con todo, algo se le quedó en el camino de vuelta a la realidad.
Mayte Valderde
Tus labios, ¡ay!, tus labios que prometen la luna y tus manos, ¡cuántos miedos vertidos en ellos! Como testigo, el cielo; como luz, las estrellas y una taza de café; como historia, el recuerdo; hechos que no mueren. La imagen de odio que desataba tu corazón mientras tu verbo me rompía de mil maneras, y como leyenda; solo hay una vida… Hoy soy otra mujer.
Katy Núñez
Madrugas para preparar el zumo a tu hija, la tostadora no funciona, el café se te cae al suelo.
No importa. Recoges los granos, los mueles y los colocas con cuidado en el invento de tu marido. Te sirves una taza humeante y te dispones a salir para la oficina.
Arancha Naranjo
La arena había sido sustituida por café molido en el reloj, un regalo que ella había comprado en su último viaje a Brasil. El polvo parecía bailar mientras caía inexorablemente. El aroma del café llenó la habitación y lo hizo sentir vivo, como si ella no se hubiese marchado de su lado.
Enrique de la Cruz
I
El ratito de las mañanas,
y tus ojos color café,
dulce luz que entra por las ventanas,
el tiempo, de la vida mundana limítrofe.
II
Se miraron, y se paró el tiempo, y el café les recordó sus vidas pasadas. Tardes de remembranza.
III
Y el café le dijo al reloj: Un ratito más…
Rocío C Gómez
El mantel sobre la mesa como cada día, la taza a medio llenar, tal como lo hacías, el reloj de arena que me increpa, que como la tuya, mi vida está por terminar.
Manuela Sánchez
Da gusto levantarse y tener preparado el desayuno. Me conoce bien. Sabe lo que me gusta, cómo y cuándo respiro, los minutos que tardo en tomarme el café. Es preciosa, me sonríe desde la puerta. Este cortado está demasiado amargo. Veo borroso. Voy a caerme. Con esto no puedo.
Ángel Barrios
La fina arena fluía. Contemplarla era relajante e hipnótico. El presente le pisaba los talones al pasado. Y el futuro…¿Futuro? Negro, lo veo negro, de nuevo llego tarde al trabajo, por favor, una excusa coherente. Me niego a confesar que me perdí en un lapso de tiempo, ingenua. Si me dan a elegir, me quedo con el tic tac, tic tac, tanta arena…
Patricia Delgado
El café como símbolo vital
del pasar de las horas.
El mensaje superfluo y viral
que te engaña, pero adoras.
El desayuno como olvido
de todo lo importante,
las prisas han vencido
al disfrute del instante.
Ángel Salgado I
Tic tac…caen los granos.
Ángel Salgado II
A este bodegón le falta una entera de manteca colorá…
Ángel Salgado III
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