Había una vez un pequeño pueblo rodeado de un denso bosque. Los lugareños siempre habían escuchado historias misteriosas sobre una cueva oculta en lo profundo del bosque. Se decía que quien lograba encontrarla desentrañaría un gran secreto
Un día, Lucas, un joven aventurero, decidió embarcarse en la búsqueda de la cueva. Armado con un mapa antiguo y lleno de intriga, se adentró en el bosque oscuro. Después de horas de caminar entre los árboles, finalmente encontró la entrada de la cueva, oculta entre la vegetación.
Sin embargo, cuando Lucas ingresó, se dio cuenta de que no era una cueva común. Las paredes parecían respirar y emitían extraños murmullos. Determinado a descubrir el secreto, siguió avanzando por los corredores laberínticos.
Después de mucho tiempo, llegó a una sala central. En el centro de la habitación, había un espejo antiguo. Al acercarse, se vio reflejado en él, pero algo no estaba bien. Su reflejo parecía distorsionado, como si fuera una versión alterada de sí mismo.
Intrigado, Lucas extendió su mano hacia el espejo, y de repente, fue absorbido por él. Se encontró en un mundo enigmático y surrealista. Las leyes de la física parecían no existir, y todo estaba en constante cambio.
Mientras exploraba este mundo metafísico, Lucas se encontró con un anciano sabio. El anciano le reveló que la cueva y el espejo eran portales a diferentes dimensiones. Aquellos que lograban atravesar el espejo obtenían conocimientos y poderes más allá de la comprensión humana.
Lucas, fascinado y asustado a la vez, se propuso descubrir los secretos de este mundo meta. Aprendió a controlar su entorno y a moverse entre dimensiones. Pero se dio cuenta de que cada vez que atravesaba el espejo, su verdadero yo se desvanecía un poco más.
Finalmente, Lucas descubrió el último secreto: para regresar a su realidad original, debía renunciar a los poderes que había adquirido y renunciar a su existencia en el mundo meta. Con valentía, tomó la decisión de regresar a su hogar.
Al atravesar nuevamente el espejo, Lucas se encontró en la cueva, ileso pero sin recuerdo de su extraordinaria experiencia. Aunque no recordaba los secretos que había desentrañado, la sensación de haber tocado lo metafísico permaneció en su interior. Y así, el misterio de la cueva oculta y el mundo meta quedaron relegados a su memoria, como un sueño lejano e inalcanzable.
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