Importantísimo partido en casa antes del parón y, tras el empate en Champions, una nueva oportunidad de empezar a mirar hacia delante, pero nada de eso ocurrió en Nervión.
Salía tu/mi/nuestro Sevilla con Nyland, Juanlu, Badé, Gudelj, Acuña; Fernando, Sow, Oliver, Suso, Lukebakio y En-Nesiry.
Incomprensible once titular en el que volvía Acuña, que una vez más volvió a ser protagonista en negativo, y un desesperante Oliver.
Sin hacer nada, se adelantaba el Rayo Vallecano en el minuto 20. Centro al área, despeje envenenado de Gudelj que da en el palo de Nyland y el rechace acaba en la red del noruego. 0-1.
No habían pasado ni 5 minutos y Acuña volvía a perder un balón cómodo en la salida, cambio de banda que pilla a Juanlu fuera de sitio y en el mano a mano llegaba el segundo madrileño.
Jugadores paseando por el campo y Mendilibar decide quitar a Fernando para dar entraba a Rakitic. El brasileño se marchaba bastante enfadado del terreno de juego. Nadie entendía ese cambio, como tampoco que no se hubiera pitado un tremendo agarrón dentro del área al propio Fernando. Una vez más, ni árbitro ni VAR.
Tras el descanso y con la entrada de Ocampos y Pedrosa por Acuña y Oliver, cambiaba el guión. Equipo completamente volcado en el área rival y el 1-2 en el minuto 50. Jugada en la que En-Nesiry es derribado dentro del área, no pitan nada, la pelota le cae a Sow que con rosca coloca la pelota dentro de la portería.
Ahí llegaron los mejores minutos sevillistas, pero la falta de acierto se hizo, de nuevo, protagonista. La más clara la tuvo Rafa Mir, que entró por Suso, pero el delantero sevillista, solo, mandó la pelota muy desviada.
Navas que había entrado por un desfondado Juanlu, lo intentaba desde la derecha sin éxito.
Al final, en el descuento y con Nyland al remate, En-Nesiry de tremendo cabezazo hacía el empate definitivo.
No hubo tiempo para más, solo para pedir la salida de una directiva obsoleta, que es incapaz de dar un cambio de rumbo a esta situación.
Enfado generalizado en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Mendilibar tiene las horas contadas… o no.
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