En un mundo de papel y sueños, el lápiz era el héroe silencioso. Con su punta afilada, trazaba historias, dibujaba sonrisas y daba vida a la imaginación. Con cada trazo, el lápiz dejaba su huella, plasmando emociones y creando un mundo mágico donde todo era posible.
Manuela Sánchez
Creíamos que teníamos el regalo perfecto para Luisa, un lápiz infinito. No se le acabaría nunca, podría dibujarlo todo. Ella prefirió morderlo, pero la aleación de estaño y bismuto era más resistente que el grafito. Tuvimos que ir al dentista y pagarle el arreglo de los dientes. Un regalo caro.
Arancha Naranjo
Me hacen sentir como algo secundario. Verdaderamente no me tienen en cuenta. Siempre un bolígrafo se lleva la mejor parte: seguridad, calidad, intachable. Yo como lápiz, sufro las consecuencias de lleno, deshacen mi marca al instante, rectificando con un simple borrado. Creo que no es justo…
Patricia Delgado
I
Aquel lápiz primero se perdió cuando más cariño le tenía, cuando más vueltas había dado en el sacapuntas de la vida y justo en ese preciso momento, decapitado.
Hoy, me aferro a la escritura en un nuevo instrumento, más joven, con menos experiencia aunque con una longitud mucho más atractiva.
II
¿Hay gente que sigue usando papel y lápiz?
III
Si aquellos lápices hablaran de las risas que nos echábamos en la papelera imaginando que el maestro no nos veía desde su alzada tarima…
Aquellos ingenuos, hoy, se ríen de aquellas risas asumiendo que éramos unos pequeños ignorantes y esos maestros, nos dejaban respirar un poco.
Juanma García
Nada como él
Nadie como tú
Nada sin ti
Nadie sin él.
Así me siento sin mis lápices…
El Dibujante
Si no fuera por ti y mi pequeño cuaderno no podría escribir, leer y releer todos mis días de acera, mis recuerdos cuasi imborrables y mis emociones.
El Mendigo
¡Niño, pásame ese lápiz!
¿Éste?
No, ese ya lo usamos, el otro.
Ángel Salgado I
Libreta en el bolsillo
con su inseparable al lado.
Lápiz de carboncillo
para no olvidar lo pensado.
Ángel Salgado II
Reuniones clandestinas en la papelera del colegio mientras sacábamos más punta a ese lápiz ya afilado. Risas.
Ángel Salgado III
Dibujar tu mirada no puedo, intentar describir su destello mientras me pierdo en ella, es imposible.
Ángel Salgado IV
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