Tremendo estruendo. Se acabó vivir del recuerdo. Llegó de vuelta la realidad en la que me encuentro, esa que se detuvo allá por los albores del año nuevo y que desquebrajó los pilares de nuestro breve sustento.
En el horizonte, el todo y la nada. Si tu mirada no consigue descifrar lo que siento, no habrá lamentos. Pasemos página, aunque no quiera hacerlo y nos quede esa última frase con miedo .
Girando en el reloj de los acontecimientos, me falta tiempo. La tardanza como único argumento; la excusa, vivir el momento.
Intentando hacer lo correcto para ser feliz, sin terminar de serlo. Luchando contra mi propio viento, sin tu aliento. Sopla conmigo, dime sin decirme lo que de ti quiero y deja fluir ese hipnótico movimiento.
Un abrazo furtivo, pedido y reprimido, colofón de una noche que se cierra. Hace poco era de día y seguía contigo. Que no se acabe, que no haya despedida, aunque ya sabíamos que todo había terminado antes de ocurrir.
Buscando alargar la estancia, con risas y balbuceos de palabras. No te vayas, no dejes que yo lo haga mientras me voy yendo.
✍???? Anita says
4 septiembre, 2024 at 13:29Bonitas palabras, de ida y vuelta, como los cantes hondos.
Lo leo y se me acelera la lectura entre idas y venidas, entre despedidas y abrazos. Un quiero y no puedo.