
El Benito Villamarín vivió una de esas noches que quedan marcadas en la memoria. El Betis firmó un triunfo de los que valen Europa y lo hizo a lo grande, remontando al Real Madrid (2-1) con un recital de Isco Alarcón, que manejó el partido a su antojo y decidió desde el punto de penalti.
El Madrid salió con ganas, como si quisiera resolver rápido. Mbappé daba sensación de peligro cada vez que tocaba la pelota, y en el minuto 10, Brahim abrió la lata tras una buena combinación con Mendy. Era un golpe, pero el Betis ni se inmutó. Todo lo contrario.
Isco pidió la pelota y empezó a marcar el ritmo, Jesús Rodríguez se activó por la banda y Antony no paró de intentarlo. El Betis empezó a pisar campo rival y a mandar avisos. Primero Ricardo Rodríguez desde lejos, luego Bartra, más tarde Jesús con un remate forzado. Hasta que llegó el empate.
En un córner, el Madrid se olvidó completamente de Johnny Cardoso, que remató solo para hacer el 1-1. El Villamarín explotó. El Madrid no reaccionó, y el Betis olió sangre. Antony casi marca antes del descanso con un zurdazo que obligó a Courtois a sacar una mano salvadora.
Tras el descanso, el Madrid apenas apareció. Mbappé se fue apagando, Vinícius no encontraba espacios y Rodrygo no era solución. Isco, en cambio, estaba en todas. Inventando, dando pausa, eligiendo siempre la mejor opción.
El gol de la victoria llegó en una jugada que define la confianza de este Betis. Jesús Rodríguez vio el hueco, arrancó con potencia y dejó atrás a Mendy. Rüdiger, desesperado, lo derribó dentro del área. Penalti claro. Isco se plantó ante Courtois y no falló. 2-1 y locura en el Villamarín.
El Madrid intentó reaccionar por orgullo, pero no por fútbol. Vinícius y Rodrygo lo intentaron con acciones individuales sin éxito. Bartra y Adrián desactivaron cualquier peligro, mientras que el Betis tuvo opciones de hacer el tercero con un remate de Bartra y un disparo cruzado de Cucho.
Con este triunfo, el Betis sigue en plena pelea por Europa y confirma que está en su mejor momento de la temporada. Isco está en estado de gracia y el equipo de Pellegrini cada vez juega mejor.

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