Ayer nos encontramos con la triste noticia de la muerte de un emblemático hombre. Uno de esos que pasarán a la historia por defender sus enseñanzas, por defender sus ideales y en última instancia, por defender a los suyos a su forma.
Este culto árabe que estudió en escuelas de élite, se graduó en Administración de empresas y muy joven tuvo que ponerse al frente de las empresas de su padre junto con sus otras docenas de hermanos.
¿Os imagináis lo dura que tuvo que ser la vida del Osama chaval compartiendo piso de 60 metros cuadrados con otros cuarenta y tantos hermanos? Un caos…
Fue educado en el Wahhabismo, secta musulmana que estudian directamente la palabra de Mahoma y se consideran los defensores del islam e instan a la limpieza de dicha religión en términos tecnológicos, y supersticiosos. Imaginad la tristeza que invadía su espíritu ya que desde pequeño se le inculcó que no se podían celebrar fiestas anuales que recordaran a los santos muertos (nunca celebró el día de “San Osama”…), nunca pudo llamar a la bruja Lola para ponerle dos velas negras a ningún presidente americano porque también se lo prohíbe su religión, y aún peor, nunca pudo ver fotografías y cine, salvo los humildes cortos que hacía amenazando al mundo…
El Príncipe como así lo conocían algunos, no confundir con el que se casó de rojo hace unos días ni con el activo español, que no da de comer a su esposa, participó en la Guerra de Afganistán, luchando en el lado de la resistencia ante la invasión de los comunistas de Gorbachov. Fue instruidos en las artes de la guerra por la inteligencia americana, así como en manejar los dólares americanos a través de paraísos fiscales. Los códigos cifrados y las bombas no tenían misterio alguno para Osama gracias a unos EEUU (USA para ellos…) que se encargaban de instruir a grandes personajes para que colaborasen con ellos. Pues éste, también les salió rana… (no olvidarse de Sadam Hussein que también es obra estadounidense)
Y visto lo visto, decidió aprovechar todas las artes oscuras aprendidas por el gran jefe del mundo para crear su propio ejército. Una red de terroristas que atentaran por el mundo y camparan a sus anchas para defender sus propios intereses. Totalmente lógico, si puedes y eres un incomprendido…todos hubiéramos hecho lo mismo, ¿o no?
Pues este grupúsculo terrorista tras varios atentados en Afganistán, Egipto, Kenia, Tanzania,… decidió que ya era hora de decirles a los Estados Unidos que hasta aquí habían llegado. Secuestraron 4 aviones con la idea de dar un susto. La mala suerte fue que los pilotos automáticos bebieron más de la cuenta y se estrellaron ante unas emblemáticas Torres Gemelas y no me refiero ni a las parejas Olajuwon-Sampson, ni a la posterior en los Spurs Duncan-Robinson… otra fue a parar al Polígono y el otro cayó en esa ciudad que se parece a dónde Drácula reinó…Transil….¡¡¡Pensilvania!!!!
Tras este “fallo” en cadena, lo obligaron a jugar al escondite al pobre Osama, desde el 11 de septiembre de 2011 hasta ahora. Y fijaos en la mala suerte que ha tenido, que se escondió tan bien, que en la última parte del juego trató de sumergirse en el mar para que los americanos que lo seguían no lo encontraran y ha aparecido su cuerpo muerto…Pobre Osama que dio su vida por los demás e incluso llegando al extremo de morir para que el show continuara, como diría Mercury en su canción de despedida…
Pues sin duda ha muerto un hijo de puta, un asesino loco de estos que pasan a la historia por atentar contra el más grande. ¿Cuántos Osamas habrá por el mundo que se dedican a joder todo lo que tienen a su alrededor con tal de llevarse la gorda? ¿o es que consideráis que los maltratadores, etarras, Mubarak, Gadafi y todos esos asesinos que andan sueltos por esas locas tierras árabes son menos que éste? Para nada, la única diferencia es que Osama tenía un imperio económico detrás que lo protegía y los otros son “tiesos” que putean “su” mundo…
Qué pena de muerte que no ha permitido que te condenaran con la pena de muerte…
Y voy a finalizar con la misma hipocresía que os gusta hablar a todos los que estáis leyendo esto cada vez que muere un cabrón: “pobrecito al final ha muerto solo. Con lo buena gente que era…tenía sus cositas, pero tampoco eran pa tanto. Que Dios lo tenga en su Gloria…”
Siempre hay un Bin Laden menos en el mundo.