Como algunos de vosotros habéis comprobado en mi perfil de Facebook y otros ya sabéis porque lo hemos hablado, el jueves pasado me hicieron entrega junto a MoraDama y al Filósofo de Nervión del diploma acreditativo de la finalización de mis estudios en Ingeniería Química.
Dos años antes de acabar dicha carrera universitaria, y con la mentalidad de buscar un curro medianamente interesante o alguna beca que sirviera de puente hacia un puesto mejor remunerado, me alerta un compañero de la aparición de un papel con el logo de una empresa que parece que está buscando estudiantes de ingeniería química para refuerzo del departamento de Calidad y Medioambiente. Presto, bajo en busca de la que podría ser una buena ocasión de empezar a labrarme una carrera profesional. Sin dudarlo, envié el curriculum a la empresa y en poco más de 15 días tuve dos entrevistas de las cuales resulté seleccionado para formar parte de la plantilla. Becario, 392€ al mes y 60 Km por recorrer diariamente para ir y volver. Pues así y todo, yo era el más feliz del mundo. Seis meses así, sin ganar prácticamente un duro, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Una planta de productos químicos con áreas de soplado, materias primas, cargas, producción y producto final fue el lugar dónde di mis primeros pasos como currito. Ah, y de becario sólo el sueldo…antes de concluir mi período de formación, mi única “compañera” de departamento se puso enferma y “bajo la supervisión de Gerencia” me tuve que hacer cargo de todo el departamento y tomar decisiones para las cuales ni había estudiado ni estaba preparado dada mi inexperiencia…Pues eso es lo que hay, me hice con el respeto de mis compañeros, me hice con el respeto de todos los trabajadores de la planta hasta tal punto que al regreso de mi “compi” (varios meses) se vio un poco desplazada de sus quehaceres diarios desde el arranque dela planta. Yo era el más feliz del mundo a pesar de la miseria o sueldo de rumano que cobraba, según quieran llamarlo, a pesar de que mis horas extras no se contabilizaban como tal porque pertenecía a “Oficinas”. Pues llegó el día que concluyó mi Beca formativa…jajaja gran formación que firmé para la Auditoría que tan satisfactoriamente pasamos…. Y me hicieron un contrato de Obra y Servicio. Cotización de ingeniero, sueldo importante y trabajo consolidado y creciendo en importancia…pues a pesar de todos los problemas yo era, insisto, el más feliz del mundo. Me sentía realizado levantándome a las 6:30 de la mañana, llegando a mi casa a las 19:00 “escoñao” pero con esa sonrisa del que se siente orgulloso de solucionarle problemas a los demás.
Todo esto se acabó de la forma más desagradable; mira que vamos a meter a un becario…¡¡¡Ah, de puta madre!!! 10 meses de esfuerzos al carajo porque mi jefe se tenía que ahorrar 1000€ al mes para recortar gastos. Imaginaos la desilusión…
Después de todo esto, y sin terminar de asumirlo a día de hoy, acabo mi carrera, presento mi proyecto…otra desilusión y un mosqueo de dos pares de narices…y plena crisis. Los políticos se pelean por ganar unas elecciones pero nadie eleva la voz aportando soluciones para la situación económica actual. Muy curioso…
Y una pequeña luz que aparece en el camino del pobre, con una titulación muy importante, pero pobre al fin y al cabo…he decidido dar clases particulares.
Al principio sólo lo veía como un recurso “fácil” para ganar dinero, no suficiente para vivir pero sí para mis gastillos, mientras mis padres se gastan sus jornales en mantener a un Ingeniero que nadie quiere darle trabajo…y no digo con esto que me tengan manía las empresas… es que la cosa está muy jodida en líneas generales.
El bueno del Niño del Zurraque ha gastado más de un par de suelas de zapatos en poner carteles por todo el barrio, y calles colindantes…y en poco tiempo me surge la primera oportunidad. Una clienta de mi madre cuyo hijo se ha quedado sin profe necesita alguien de apoyo porque no llega al cinco. Y aquí es dónde comienza la satisfacción actual en la que me encuentro. Al poco tiempo otro alumno, éste de 2ºESO para intensificar matemáticas. No sé explicar cómo ha ido surgiendo, pero me siento muy realizado con mi nueva profesión. Siempre me gustó eso de explicar cosas a mis compañeros, pero eran iguales a mi…la responsabilidad de enseñar a unos peques es importante. Cara a cara, sin tapujos, sólo un libro, unos folios reciclados, él y yo…al principio quizás no era el profesor que ellos esperaban, pero en pocas fechas, sus caras de alegría, esas sonrisas que se les escapan cuando ven que ya saben hacer los problemas que antes eran el mismísimo Mordor y las notas…ambos han sufrido un incremento de puntuación de 4-5 y hasta 6,5 puntos respectos a exámenes anteriores a mi. Y yo salgo de estas clases con una sonrisa de oreja a oreja…¡¡Curioso…!! Es la misma sonrisa que tenía hace año y medio y eso que he cambiado algo íntimo a mi titulación por algo que sólo puedo hacer dados mis conocimientos, el trabajo de 60 personas que dependen de ti, en circunstancias algunas bastante delicadas, a 2 y de una en una, he dejado de tratar con personas adultas por chavalería, y he cambiado un sueldo de mileurista en los mejores meses a uno que, de momento, sólo me aporta la mitad del montante, ¿habré encontrado mi verdadera vocación o sólo es la sonrisa que da el hacer algo de provecho en la vida y tener unos cuantos euros en el bolsillo? El tiempo lo dirá…
Comodoro says
13 julio, 2011 at 12:31Eres un crack, y ahora maestrillo….ole
Abraham says
13 julio, 2011 at 13:49Para mí, sólo hay una solución para esta crisis (y para las que vengan). Y todos la sabéis.
MoraDama says
14 julio, 2011 at 20:05Hola hermanos y seguidores de mi/vuestra Morada. Separada de ti Guerrero y probando las nuevas tecnologías he conseguido leer tus palabras. Ya llegarán los buenos tiempos, esperemos.