Dicen que una imagen vale más que mil palabras…
No es mi intención llegar a escribir tantísimas letras. Pero sí que os fijéis en lo absurdo del amor, o mejor dicho, en la cantidad de tonterías que hacen y dicen los que se llaman enamorados,
La foto es del presente, casi pasado, invierno. Puente de Triana. Aunque os podría haber dicho cualquier ciudad europea y cualquier época del año.
Una pléyade de candados inundan las barras que confirman la baranda de dicho puente. Una supuesta demostración de amor tras otra…
Imaginad la parejita de supuestos enamorados, empalagosos como ellos solos, que van al bazar del chino del barrio, compran un candado, lo cierran…algunos ponen sus nombres en ellos instante antes de tirar las llaves al fondo del mar, que diga…al fondo del Guadalquivir.
Esto se hace como muestra de amor y que se cierran las puertas a otras personas ya que son el uno para el otro…¿Habrá algo más irritante que una parejita de tortolitos enamorados?
No soy contrario al amor, y mucho menos a las demostraciones de tal sentimiento pero quizás sea mucho más bonito una cenita, una habitación en un hotel con su buena botella de champán, una docena de fresas, velas…y no ensuciar el mundo en el que vivimos con absurdas pamplinas.
Candados mohosos que para lo único que sirven es para que unas personas pierdan tiempo en su trabajo fructífero para cortar y deshacerse de tales instrumentos del amor…
Que no se me olvide el chinito que también come de tales demostraciones…
