¿Cuál será el motivo que me lleva a contaros algo sobre la puntualidad? A buen seguro que se debe a que odio llegar tarde a los sitios y justo en este momento, en el que os estoy escfibiendo esto, me he echado a la poca vergüenza y he llagado unos minutos tarde a mi cita ineludible que mis quehaceres laborales.
Pues sí señores, soy un maniático de la puntualidad, no puedo remediarlo. Quizás herencia de mi padre que es el extremo más absoluto que conozco. El Niño del Zurraque, si ha quedado con alguien a las 12 en punto, por de ir una hora, él trata de llegar a menos cuarto y esperar allí sin problemas. Antes lo achacábamos a que así se echaba su cigarrito tranquilo antes de la cita. ¿Y ahora que no fuma? Lo mismo. Es exagerado a más no poder…
Yo, sin llegar a esos extremos, soy de los que mis cinco minutos de adelanto no me los quita nadie. Me parece una falta de respeto hacer esperar. Y aquí es donde viene el problema; cómo me parece una falta de respeto, me encabrito muchísimo cuando alguien me hace esperar, hasta tal extremo que si los minutos de cortesía se alargan, este que está aquí «coge carretera y manta» y «se va co la música a otra parte».
No entiendo como hay personas que llegan tarde a todos sitios por sistema. ¿Tan difícil es empezar antes y así no llegas tarde? Parece que para algunas personas es imposible ese concepto.
Bueno, después de este desahogo, espero que el Filósofo de Nervión pille lo de las expresiones entre comillas para su Moradeo y os dejo ya, que hace diez minutos que había quedado. Bueno que espere…
Antonio Borrego says
10 enero, 2013 at 15:41En mi opinion la puntualidad es la octava virtud, de la que pocos son practicantes,
En mi opinion la virtudes no entienden de extremos, y lo dice una persona que todos sus relojes tienen 10 minutos de adelanto y que procura llegar a todas sus citas de entre 10 a 15 minutos de adelanto segun la hora que marca en su muñeca, es decir casi media hora y que si la persona citada o el acto acudido no hay indicios de aparicion o comienzo 5 minutos antes de la hora oficial me exaspero de tal forma que saco y afilo las uñas de tal forma que hasta el mejor demonio envidia las mismas,
Gracias a Dios, el siempre misericordioso me otorga un poco de paciencia, susurandome al oido… «no todos pueden ser como tu», o quizas sea mi soberbio orgullo,
No te preocupes Guerrero, y disfruta de ser practicante de una virtud, la octava, esa que dicen que es de nacionalidad britanica aunque no siempre venga acompañada de eso que llaman paciencia que casualmente es otra virtud.
Saludos!!!
Melva Hernandez says
21 febrero, 2013 at 01:45aaaaa yo soy tremendamente puntual y me encataría que todos lo fueran pero es dificil ……
el filosofo says
21 febrero, 2013 at 02:10cuando el tic se convierte en tac muchos ni oyeron el anterior tac…