Nuevamente os escribo teniendo como musa un comentario. Entro en una cafetería donde había quedado: -perdonad la impuntualidad pero está el tráfico fatal.
Pedimos y he aquí el momento en el que se dan las palabras mágicas culpables de este escrito.
Tu aroma no solo gusta sino que encandila, enamora a todos los olfatos, por insensibles que sean. No conozco a nadie que rechace tu olor, aunque no seas su tipo.
Aunque no se trate de describirte como tal, pero tu textura es tan particular como el patio de mi casa. Cada patio, un mundo; cada tipo, una textura…
De guerrerito no me gustabas nada, pasaba totalmente de ti y los intentos por acercarme eran muy tímidos hasta el punto de abandonar tal práctica. No me resultabas atractivo. No me decías nada e incluso no podía entender como eras el rey de las fiestas de mi casa. La promiscuidad en mi casa era generalizada y yo huía de tal tarea despavorido.
Hoy, que el guerrerito dejó de ser tal y es todo un guerrerote, no puedo vivir sin ti. Bueno quizás sea una exageración, porque poder, lo que se dice poder, puedo, pero donde antes ponía distancia de por medio y no quería ni olerte, ahora es un placer poder disfrutar de tu presencia. Lo que antes era un NO rotundo, ahora es un por supuesto y además casi a pelo, sin condicionantes que suavicen tu presencia.
Ayfe se moría por un buen café cargado en su comentario, precursor de este escrito, y yo, un personaje feliz cada vez que tengo un rato por las mañanas, o a media tarde. Degustar un buen cafelito no tiene precio y si es en grata compañía ya ni os cuento.
Sean felices y disfruten de todos los placeres de la vida.
Entiendo eso de los aromas, yo como gran amante del té y las infusiones me vuelvo loco cuando entro en un local, un hogar y ese aroma me embriaga, cuando el agua caliente se mezcla con las hierbas secas y sale ese líquido que me calma las penas más internas…
enhorabuena Guerrero, aunque seas cafetoso!! jajjajajjaj!
Siento decir que me va ocurriendo básicamente lo mismo y no creo q sea cosa de genética, creo que es más bien de la edad, de hecho me encuentro delante de uno antes de echar mi tarde de trabajo.
Que un buen café os hagan las horas más llevaderas en este puto día a día.