El ser humano, como animal que es, por aquello de los escalafones y las pirámides de poder, siempre ha participado en el juego de dominación-sumisión, unas veces involuntariamente y achacado, asquerosamente al color de la piel o a la puta procedencia de cada uno, e incluso voluntariamente por propio interés, a sabiendas o en el más auténtico desconocimiento.

Hoy me piden que os hable sobre la esclavitud, que medite que filosofe sobre el hecho en sí y claro, me tengo que montar en una maldita patera o trasladarme a los antiguos juegos de señores romanos o peor aún, a una infancia inocente explotada e incluso a esa ramera, madre de sus hijos, que nunca hijos de puta, que es carne de cañón por culpa de la mismísima vida.
Desde mis inicios literarios, siempre os invité a la felicidad, a arrancaros las cadenas de vuestro día a día, de vuestras presiones elegidas y a vuestra soga apretadita que te lleva con el gaznate cogido desde primera hora de la mañana y que no se afloja hasta el día 20 para volver a apretarse por otros motivos.
Hoy, día internacional contra todo tipo de esclavitud, asumiendo la manida y fatídica frase de que para que haya Ricos debe haber pobres, me acuerdo también de ti, y también de ti que me miras al pasar por la acera a toda leche, y de ti que llevas media docena de teléfonos sonando y vibrando a a par o incluso de ti que no puedes abandonar la pantalla de tu ordenador e incluso de aquellos enfermos que son esclavos de su propio cuerpo, ya sea por un error de la naturaleza, ya sea por una traicionera enfermedad que te tiene el alma postrado en un trozo de carne que ya no es ni cárcel natural.
Erradicar la esclavitud es… ¿imposible?
Mientras haya ricos anónimos, intereses conocidos y desconocidos habrá esclavos y nuestra misión, o la misiva que mando es que los que pueden y no quieren hacer algo, lo hagan. Bendita eutanasia que no existe para esos pequeños inocentes o para el feliz engañado que se ahoga en altamar…
Infinidad de ejemplos donde el ser humano es el buey que tira del carro, el caballo montado en una feria, o el león enjaulado para mofa de niños y payasos e incluso de personas del circo.
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