A la octava nocturnidad, rumores y cánticos te rondan, sin más intención que la de engrandecer tu honra en fecha tan señalada, tan sentida y tan querida en esta tu ciudad Mariana.
Sin mácula, Pura y Limpia te llaman, grandes pintores te retratan, mientras esplendorosa acontecías en lienzos que concretaban la grandeza de tu gracia en nobles pinceladas.
Dogma entre dogmas, pura concepción, Sevilla te aclama con el corazón, sin lugar a la duda ni a la estimación.
Una Plaza Triunfal para Ti, Patrimonio de la Humanidad, la misma que ante Ti se arrodilla y te venera como Lorenzo Coullaut Valera cuando la erigiera.
No caben más vocablos y caben todos, mensualidades enteras podría estar admirando tu imponente belleza; pero la Luna pone de su parte al iluminarte, al mostrarte tan estelarmente radiante en cada nocturnidad.
No lo olvides, sevillano, Sevilla es la pionera en defensa de la Inmaculada, y por eso recibe el Título de la más que muy mariana. No lo olvida un sevillano que te reza y te venera, te canta, te ora y te respeta y cada octavo día de diciembre, su boca con tu advocación se llena y celebra en tu nombre.
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