Sí, tal cual, incluso para este autodidacta empedernida, amante hasta la extenuación e todo aquello que le gusta, hay una cosa que le está costando horrores y ya van para cuarenta y tres los años que caerán. Da igual. Me mueve la pasión…
Y sí, hago mías los versos de Ángel Subiela cuando dice que la comparsa en pasión y yo vivo en mi propia comparsa donde yo soy tenor, octavilla, me gusta poco o nada ser segunda, caja, bombo, letrista y compositor. Y sin duda, el director…
Pues así, con todo lo dicho asumo que hay una faceta de la vida que es asignatura pendiente incluso Iara el más pasota de todos: YO. Y esa asignatura que necesita mejorar, la estudio casi a diario, analizo, hago esquemas mentales, resúmenes teóricos y cuando llega la práctica, ¡nada! No me dan la L…
Y es que no termino de aprender a asumir que los demás no son como yo, no viven como, no sienten como yo, no se implican como yo, no tienen el mismo 100%. Y eso no es indicio de que lo hagan ni bien ni mal, ni regular, simplemente es “otro rollo”.
Y sí, me aburro de ver cómo se pierden momentos, oportunidades, ocasiones, vivencias, por no sentirlo, por no vivirlo hasta la extenuación o por no darle la importancia extrema que le doy yo “a mis cosas”…
Esa es otra, ni son mías ni de nadie, pero las hago mías, las asimilo y dejo que penetren hasta que me inundan todo mi ser y una vez ahí, ya no hay escapatoria porque ni quiero que se escapen, ni parecen querer marcharse…
¡Asúmelo! Cada uno da lo que quiere o puede me digo a mí mismo mientras mi lucha interna me lleva a pensar que lo mío es lo que cuenta; y se llama sentir.
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