En las calles de la ciudad, el cartel se hizo de rogar y sin duda, prometía. Anunciaba una nueva obra de Lope de Vega: “Amor con vista”. El miércoles sería la fecha de estreno y el lugar elegido, el apreciado Corral de Comedias de Doña Elvira.
Todos se hicieron eco de aquella primicia y el día señalado, como de costumbre, lucía rebosante, la asiduidad de un público estable y el apetito de entretenimiento daba buena cuenta de ello.
Cual templo, derrochaba atractivo, ningún otro le hacía sombra. Lograba sobreponerse a los avatares teatrales, saliendo airoso. De entre sus privilegios, una maravillosa acústica envolvía al recinto y a todos los allí presentes para su deleite.
La función estaba por comenzar. En un intento de fijar la atención, a modo de preámbulo, los versos de aquella loa me dejaron indiferente. Andaba perdida, absorta, buscándolo entre la multitud, cual tontaenamorada, que saciaba su deseo con solo atisbar su presencia.
La imposición de la normativa pesaba, las estancias para hombres y mujeres estaban predeterminadas en su justa medida, era lo que tenía el teatro popular. Los hombres se disponían de pie en el patio. Justo al final en la primera planta , las mujeres disfrutaban del espectáculo en la cazuela. Supongo que era algo que debía tener asumido, sin embargo, intentaba sosegar mi desacuerdo y simplemente acallar en ese lapso de tiempo.
En un comedido cortejo, el galán y la dama, protagonistas de aquella obra, prodigaban amor verdadero,y en un sutil intento de encauzar tan linda escena, un romántico gesto me cautivó. Fue entonces cuando él giró su cabeza y levantó su mirada con firmeza. Mi sonrojo,fue partícipe de aquel hermoso instante y ambos sonreímos embelesados.
El horario solar no daba tregua y el fin de aquelcomienzo era inminente. Ahora tocaba aguardar el anuncio de un nuevo cartel, una nueva función, un nuevo lancecual romance.
Sería forjado entre bambalinas, siendo artífices de una linda puesta en escena, frente a los ojos de los espectadores, cobrando vida propia, con el mejor de los decorados y una dulce melodía como telón de fondo, sonaría. Siempre se me dio bien fantasear, la ilusión andaba de puntillas y se dejaba hacer.
Sin más, atesoraré dichosa el mejor de los recuerdos, anhelándolos, hasta el próximo encuentro…
Deja una respuesta