Otra noche que acuda a ti viendo cosas que nadie ve, imaginando sensaciones intangibles y evaporando todo aquello que alguien pueda medir.
Una nueva noche y tampoco hoy te noto sonriente; las huellas de ayer son las mismas de hoy, o peor aún, similares porque son otras y eso es más preocupante.
Rastros incontables de una tarde de melancolía donde el ciclista abandonó su pedal y yo sigo echando de menos cogerme uno.
Hoy es un poco más temprano, perdona por ser redundante, -Tal vez debiera hasta borrar esta última línea por minbien-
Vamos a ver si soy capaz de aprender… poco más o menos, aquí nos encontramos; yo, sintiéndote, tú, aguantando mis lamentos ahogados y apesadumbrados que escondo y guardo para mí, al igual que tú escondes hasta la estrella que más brilla en una noche que de noche Tiene solo la oscuridad de un momento. No hay luna, no hay estrellas y ni siquiera veo la vieja antena del vecino aún mantiene en su tejado.
Tal vez todo siga siendo un reflejo, o un sueño súbete esto último déjame dudarlo porque el menisco me está llamando otra vez.
Curiosamente llegamos a la meta, el final del camino a medio caminar y toca desandar lo recorrido sin tener nada recogido mas que estas palabras para que sirvan de testigo de que un día, una noche, estuve contigo.
Oigo pasos, alguien sigue los míos, queda claro que ya no estamos solos y mis desvelosn ya no son secretos entre tú y yo. Justo es la hora, mi teléfono me dice que os batería se agota a la par que las veinticuatro horas que tiene el día y aquí sigo, apurando mis pasos, uno tras otro, uno tras otro y siempre tirando del carro.
Otra noche, misma mirada, mismo lamento.
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