«Al subir al vagón de clase turista y dejar la ciudad de Malmö me llevaba en la mochila una lata para té en tonos azules y motivos chinescos, y una palabra “mangata” que me recordaba el pasado marino de la ciudad y la luna reflejándose en el estrecho de “Oresund”. «
Arancha Naranjo
I
Reflejo karateka de la luna lunera, lleno de encanto de la mar en calma.
II
Luna, dime tú que allá brillas, dime tú que eres sabia, qué encantos esconder la mar.
III
Un hombre acompañado de una felina. Seis pasos reflejados que, paseando por la orilla, intentan escapar de la rutina.
Rocío C Gómez
I
Maldito coste de oportunidad incalculable. Siempre segunda opción, siempre caemos en el olvido, tú y yo.
II
Ojalá tu reflejo me permitiera tomar la luna aunque mi piel se tornara en un blanco inmaculado y puro.
Juanma García
Dedicado a la contemplación, la felicidad no entiende de responsabilidades.
Vuestra vida mata, mientras, respiro aire puro al compás de la mangata…
El Mendigo
No quería pensar en ello, no por temor, sino porque sabía que, si lo hacía, sentiría aún más su falta… Pero entonces vio el camino de luz que dejaba la luna al reflejarse en el agua; “a eso se le llama mangata, dijo el día que se conocieron con una sonrisa”.
Katy Núñez
Del paseo por la playa, me quedo con el reflejo de la luna en tus nalgas…
Ángel Salgado I
Hakuna Matata, la luna mangata.
Ángel Salgado II
Ella baja a tu vera
para estar contigo.
Tú, estás, a la espera,
con tu soledad de testigo.
Ángel Salgado III
«YA NUNCA.
La noche en la que ellos desaparecieron, en esa tormenta, yo paseaba por la playa.
Observando la mangata, me preguntaba si podía haber algún mal en esa mar.
Tres horas después tuve la respuesta: se había tragado a mi marido.
Ya nunca lo devolvería.
Aún lo espero en la orilla.»
La Renacida
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