Caminar.
El simple hecho de ponerte en pie y pensar que tienes que salir a la calle ya es agotador. Cuesta…
Respirar.
Acto involuntario que nos mantiene con vida pero que si lo pensamos, cuesta…
Caminar.
Atravesar estos muros invisibles sin capas mágicas ni poderes extraordinarios se convierte en una odisea en este mismo espacio. 2023. Cuesta…
Respirar.
Estómago inundado, charco sin oxígeno disuelto. Vaso desbordado con dos gotas de más que no permite el rítmico movimiento pectoral. Cuesta…
Y cuesta caminar y respirar a la vez y mucho más tarde cerrar los ojos y dormir en paz.
Surfear en la cresta de una nueva ola de calor donde los 45 o 46º del mediodía no son novedad ni índice del cambio climático, para nada, pero los 36º a las once de la noche tal vez sí que nos deban de intimidar un poco…
Cuesta… ¡vaya si cuesta!
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