
I
Paseando por la ciudad nazarí, un ritmo me atrajo por los callejones. El rasgueo de la guitarra era un embaucador, despistó a mi corazón y sustrajo mi atención de mis quehaceres.
Ese hombre, sentado en la escalinata de la catedral, cantaba una tonada que nunca había escuchado pero se me hacía familiar, una canción que me recordaba a mi amor. Una melodía que atravesaba cual saeta mi alma y mi ser.
II
Canción de amor caducada, que a mi ser atraviesas como Muchas lanzas, dejándome huir por La vereda de la puerta de atrás, como si tan solo… Si pudiera olvidar….
Himnos de mi España, canciones de barrio y urbanas… gritad lo que mi corazón calló, proclamad lo que en mi garganta se atrancó.
Mi bello rock callejero, mi hermosa oda española. Pasare la soledad y la oscuridad a vuestro lado, celebraré a gritos con ustedes en mi felicidad.
Espectro Errante
La música sonaba, y yo, pendiente de tu mirada.
Ángel Salgado I
Caminar por la calle y detenerte a disfrutar de la música en directo es bien.
Ángel Salgado II
Nos despertamos juntos y volvimos a recordar, una a una, todas nuestras canciones.
Ángel Salgado III
Me sorprendieron unos músicos callejeros en Suecia esquina Estocolmo. Tocaban fantásticamente bien. Luego me enteré que eran profesores de conservatorio que no tenían un local para ensayar y se reunían los lunes a las cinco en la calle durante dos horas improvisando y dando los últimos retoques a sus clases.
Calila
Una camina absorta por las calles, perdida con tanto estrés. De repente, suena una canción que te traslada al pasado, donde un músico callejero hace la mejor de las versiones e incluso llegas a emocionarte. ¿Qué son unas monedas?
Patricia Delgado
El chaval, a grito pelao, llamaba al hombre de la pandereta. Ella, que le oía desde su cama, pensó: «¿qué clase de persona busca un músico callejero a estas horas de un domingo?»
Enrique de la Cruz
¡Aquí mismo!. ¡Ahora!. ¿Por qué no? Que además hay sombrita, se fueron los nubarrones ya a lo lejos y están abiertos los comercios. De arte.
Una de Luis Pastor seguro para empezar y ya luego sigo con lo que vaya surgiendo. Que tengo toda la tarde.
¿Cómo era esa que decía «Luz en los balcones, se hace tarde, el sol se pone…»? Esa la tengo que ensayar.
Agüita… la gorra en medio, delante, que se vea. A ver si me cunde el día y así mañana me voy con la música a otra parte. A nuestra Buhardilla.
«Y yo a tu lado
y tú a mi lado
Mi dulce amor.
Te amo.»
Apretado
I
En cada esquina la música callejera se vende como postal romántica, pero detrás del aplauso hay una ciudad que expulsa a quienes la tocan.
II
El turista sonríe ante la melodía, mientras el músico cuenta las monedas: el arte reducido a decoración barata del capitalismo urbano.
Nemesio Laverde
I
Y que tus notas sean esa cadena transparente, que se siente, que te atrapa, te tira de la solapa y te lleva complaciente a los pies de la música allá donde se encuentre…
II
Un viejo Caserío allá en el puerto vio como el joven se aferraba a su instrumento, se puso su gorra y emigró al otro lado de la calle en busca de su futuro. El siguiente paso lo llevaría lejos de su tierra, de su gente, pero muy cerca siempre de la música.
III
A veces no hay que ir a un gran teatro i un estadio de fútbol para encontrarse con música que enamora.
IV
A veces, por desgracia, el músico se encuentra a pie de calle, pisando los adoquines de la pobreza. Acá no hay alfombras rojas, miles de seguidores en TikTok ni grupo de fans descontroladas deseosas de eso y de lo otro.
Juanma García
I
La guitarra sonaba rota, pero sus cuerdas arrastraban al viento la historia de un chico que tocaba por hambre. Nadie lo miraba, salvo una niña, que dejó caer su sonrisa como moneda.
II
El saxofón desgarraba la tarde. No pedía aplausos, solo compañía. La plaza, por un instante, respiró distinta.
III
Magia que despierta en el aire,
Única voz que atraviesa silencios,
Susurro y grito que laten juntos,
Infinito refugio para quien escucha,
Camino invisible que une almas,
Amor hecho sonido.
Anita