
En la obra pictórica de Agnes todos sus retratos aparecían con una mirada de mármol. Luis decía que se debía a que había tenido una infancia sin cariño en el internado y Ángel a que tenía exceso de pintura blanca.
Calila
I
De la cantera llegaron,
objetos de las más intensas pasiones
Motivo primero y último por el que todos pelearon,
para esculpir su cuerpo, deseo de los dioses.
II
Nacido de la piedra, nacida de la naturaleza. En un abrazo eterno se fundieron flores y mármol, para siempre enamorados.
III
A la luz de la luna, se veía más resplandeciente.
Belleza sin igual, en sus caricias la dulzura se siente,
con sus manos suaves y piel blanca como el mármol.
A la luz de la luna, que suerte, mi vida, es tenerte.
Rocío C Gómez
I
Entre rosas apagadas y hierba salvaje, dos miradas de mármol se buscan. No hay calor, solo un frío eterno que finge ser belleza. El aire tiembla con la ilusión de un encuentro imposible.
II
Ella posa altiva, como si el mundo aún respirara a sus pies. La otra la contempla, callada. Y en esa tensión inmóvil, el jardín se llena de un secreto que solo las estatuas saben guardar.
III
Muda la voz, pero grita en silencio.
Árida su piel, eterna su memoria.
Resguarda miradas que no se borran.
Mira sin alma, pero hiere profundo.
Obra del tiempo que finge inmortalidad.
Luz petrificada en un instante eterno.
Anita
A un lado de la frontera el anciano sabía que allí estaba la muerte.
Había empujado a su nieta al otro lado antes de que los soldados libaneses cerraran la barrera.
Mientras la miraba sonreía mientras pensaba que sólo unos centímetros era la diferencia entre la desesperación y la esperanza.
Y allí se quedaron, convertidos en piedra hasta que una ráfaga de ametralladora de un servicio con mirada de piedra, lo derribó en el suelo.
La Renacida
Mereció la pena convertirme en piedra por disfrutar un solo instante de tu mirada.
Ángel Salgado I
De repente, entre la maleza, allí estaban. A escondidas, sin esconderse, con el nerviosismo de la primera vez, sin serla. Pendientes nada más que del paso del tiempo, con sus miradas cómplices clavadas, para la eternidad, el uno en el otro.
Ángel Salgado II
Naturaleza salvaje, naturaleza labrada.
Ángel Salgado III
I
Entre flores apagadas y hierba salvaje, dos miradas de mármol se buscan, se encuentran. No hay calor, solo un frío eterno que finge ser belleza. El aire tiembla con la ilusión de un encuentro imposible.
II
Se contemplan, calladas. Y en esa tensión inmóvil, el jardín se llena de un secreto que solo las estatuas saben guardar.
III
Su frialdad cala como un invierno perpetuo. Allí, donde todo respira, ellas solo ofrecen un eco que congelan la esperanza.
Nemesio Laverde
Me dejó frío su mirada.
Juanma García
Fría estatua, insensible. ¿Quién te inmortalizó? Me miras tan intensamente que pareces estar viva. ¿Qué pensarías si lo estuvieras? ¿Me mirarías con la misma curiosidad con la que te observo yo? ¿Me estudiarías pensando en cuál es mi historia?
Espectro errante