
Desde el corazón hacia el alma que florece.
Querida Serena,
Hoy quiero escribirte con la voz suave que mereces. No para exigirte más. No para empujarte ni corregirte. Solo para agradecerte.
Gracias, mujer valiente, por no rendirte cuando tu alma se sentía desgastada.
Gracias por seguir respirando profundo cuando el pecho parecía una prisión.
Gracias por no huir de ti, incluso cuando te pesaba el cuerpo, el rol, la máscara.
Tú, que un día despertaste en medio del agotamiento, de la culpa y la frustración, creyendo que nada de lo que hacías era suficiente, te elegiste.
Elegiste soltar la exigencia.
Elegiste mirar hacia adentro.
Elegiste sanar desde la raíz.
Y por eso hoy quiero honrar lo que has conquistado.
🌿 Gracias por regalarte la calma en el pecho.
Por permitir que el silencio vuelva a ser un refugio y no una amenaza.
Por dormir tranquila, como quien ya no le debe nada al mundo.
🌿 Gracias por respetar tu ritmo sagrado, sin compararte con nadie, sin vivir desde la urgencia de demostrar.
Hoy te sientes orgullosa de cómo vives, no porque encajes en un molde… sino porque, por fin, te perteneces.
🌿 Gracias por transformar tu energía.
Ya no creas desde la ansiedad, ni desde el miedo al “deber”.
Hoy tu energía fluye desde la inspiración, desde el gozo, desde el propósito.
🌿 Gracias por permitirte que tu negocio, ese que nació de tu alma, se mueva con sentido y no con sacrificio.
No es un peso. Es un puente.
Y tú has aprendido a cruzarlo en paz.
🌿 Gracias por volver a lo simple.
Por mirar el cielo sin revisar el reloj.
Por reír sin pensar si estás perdiendo el tiempo.
Por sentirte presente, entera… viva.
Serena…
Recuerdo aquella mujer que enseñaba bienestar con la voz, mientras se quebraba por dentro.
Que hablaba de éxito, pero lloraba en silencio.
Que daba a todos, pero no se quedaba nada.
Y ahora mírate.
Mírate.
Estás habitando tu cuerpo.
Estás escuchando a tu alma.
Estás amando desde la presencia, no desde la obligación.
Y si alguna vez dudas, si alguna voz antigua vuelve a decir que “no es suficiente”…
recuerda esto:
La serenidad no es un destino, es tu nueva casa.
La construiste tú. A tu ritmo. Con tus manos. Con tu verdad.
Gracias, Serena, por volver.
Por habitarte.
Por elegirte.
Con toda la gratitud del mundo,
Tu yo sabia.
La que siempre supo que ibas a florecer. 🌷
