Cuando escuchamos al cuerpo, a veces ocurren cosas curiosas, como cuando te ves tirando la toalla por última vez, jurado que jamás la recogerás y a los pocos minutos estás tirada en el suelo rebuscando y maldiciendo en hebreo por haberla tirado tan fuerte que ahora no eres capaz de encontrarla. Al final siempre se consigue, nos volvemos a agachar a recogerla con más o menos fuerzas, sabiendo que la lucha continúa. No sabes por cuánto tiempo ni cuánto tardará en llegar la siguiente rendición, pero tiras adelante sin mirar atrás. Al final da igual, es tu lucha, es tu pelea personal y tus ganas de llegar a la meta, sola o acompañada, pero haciendo el camino para llegar allí, donde se ve el cartel FINISH, donde sabes que cerrarás alguna que otra puerta para comenzar a abrir otras.
Agotada, descentrada y con ganas, no sabes muy bien, si de saltar o de llorar o de ambas cosas a la vez.
Y ahí estás tirada en el suelo por el agotamiento del camino, pidiendo agua y más toallas para la siguiente carrera de fondo que la vida te tiene preparada, que probablemente se convertirá en una nueva lucha, o varias, dependiendo de tu ambición,
Continúas pidiendo agua y toallas para secarte el sudor, pero no llegan… ¿ será que se ha terminado tu camino? ¿que el objetivo de tu vida ya ha sido cumplido y ahí acaba todo?
Pero no sabes vivir sin ese todo que te motiva y te estimula a pesar de los nervios, el mal humor, el cansancio mental y físico… No hay dolor y necesitas ese revulsivo para seguir respirando y aspirando.
El ser humano siempre quiere más, por supervivencia o porque nos convertimos en kamikazes que ven mucho más allá de sus narices y por eso nuestra cabeza nos proporciona otro reto, imposible al principio, inviable un poco más tarde, llevadero con el tiempo y conseguido de nuevo al final.
No os hablo del camino, porque habría muchas piedras que contar, muchas lágrimas que derramar, y aún así decides no rendirte, aunque no sabes a estas alturas, cuál era el nuevo objetivo.
Al final, el de todos es alcanzar el Nirvana, o quedarse cerca, la felicidad hecha de momentos que formarán parte de tus vivencias y de tu personalidad. Felicidad hecha de momentos, de pequeños detalles que te llenen el alma.
Y aún así seguimos queriendo más y más para que nunca se apague la antorcha olímpica de nuestra vida, que es la carrera de obstáculos más larga del mundo. .
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