
Latidos a golpe de sevillanía, regresa Sevilla y se acortan los días.
Indicios evidentes, los ritmos se aceleran y desaparecen de los pies las alícuotas de arena. Mismas caras, mismos gestos, misma gente. Se aproxima sin piedad septiembre.
No caeré en lo redundante, aunque las puertas de los colegios se acicalan para recibir a nuestros infantes. Ya lo dijo el poeta, quién es este Rey Santo para parafrasear su inteligencia.
Sevilla regresa sin haberse marchado… septiembre bien puede ser abril para los sevillanos:
Sevilla -aire de luz y luz de aroma-
abre, en abril, como una flor radiante,
su corazón, sonoro y palpitante,
con un batir de alas de paloma. /…/
Para gozar el mágico momento,
para morir un poco al cotidiano
pesar y realizar la maravilla
de suspender el triste pensamiento,
tener es fuerza el lujo soberano
de una caseta en la Feria de Sevilla.
Así lo exaltó Manuel, Manuel Machado.

Tomen estos vocablos como alimento, como inspiración de un momento, ansío inspiración, pergamino, voz y un vaso de vino al que dar un buen tiento, aquende quedan mis palabras, aquende queda un nuevo intento, no prometo regresar, pues ya lo dije en el pretérito, solo anhelo tener voz, garganta y tinta, alas sin plumero, que mis rimas sean armamento, garabatos delante del Monumento, manuscrito y pegamento, pregón para el pueblo que frecuento y no desfallecer en el recuento.
Anhelo sentirte de nuevo.
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